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La Tribuna

Científicas Chilenas crean estrategia para reforzar la resistencia de árboles nativos ante Incendios forestales

por Stephanie Ramírez M.

desarrollan sustrato innovador con aminoácidos y hidrogel para estimular el crecimiento de las plantas y mejorar la retención de humedad, transformando la agricultura y abordando desafíos de terrenos desfavorables.

Las investigadores identificaron árboles y arbustos nativos con baja inflamabilidad, ideales como cortafuegos en áreas propensas a incendios. / cedida

En un avance revolucionario en la lucha contra los incendios forestales, la empresa rancagüina Viveros Lihuen presentó "Native Bomb", una solución que utiliza árboles nativos como cortafuegos.

El proyecto es liderado por las científicas y emprendedoras chilenas Michelle Morales y Josefina Mujica, quienes prometen cambiar el juego en la prevención de incendios, alejándose de las tradicionales medidas de zanjas y limpieza de malezas.

¿En qué consiste?

El producto consta de dos componentes clave. En primer lugar, un sustrato de aminoácidos desarrollado en el laboratorio de I+D de Viveros Lihuen, ubicado en la Región de O’Higgins. Este sustrato potencia el crecimiento de las raíces de los árboles nativos, permitiéndoles enfrentar la escasez de agua en terrenos desfavorables. Además, han llevado a cabo una meticulosa selección de árboles y arbustos nativos de baja inflamabilidad, que actúan como cortafuegos en áreas propensas a incendios.

Según Michelle Morales, ingeniera agrónoma y doctora en ciencias silvoagropecuarias, la idea surgió para abordar la alarmante mortalidad del 20% de los árboles nativos durante los procesos de reforestación.

"Esta alta mortalidad se debe a que las plantas pasan de las condiciones ideales del vivero, con agua, sombra y nutrientes, a las muy poco propicias y estresantes que hay en los terrenos donde se reforesta, casi sin agua y alta temperatura. Para resolverlo, desarrollamos un sustrato enriquecido con aminoácidos que potencia el crecimiento de las plantas, además de contar con hidrogel, que les entrega mayor humedad", indica.

En tanto, Josefina Mujica, ingeniera en biotecnología y CEO de Viveros Lihuen, destaca que este enfoque innovador reduce el gasto energético de los árboles al proporcionarles aminoácidos directamente, mejorando así su capacidad para resistir y adaptarse a condiciones difíciles.

Actualmente, las investigadoras están inmersas en perfeccionar la formulación ideal de los aminoácidos. El sustrato, compuesto por hidrogel y con base en compost o turba, puede aplicarse desde la germinación hasta la última etapa antes de trasplantar las plantas al terreno.

Este avance promete no solo revitalizar la reforestación, sino también ofrecer una solución sostenible y efectiva contra los devastadores incendios forestales.

Desde el Ministerio de Agricultura, señalan que este tipo de innovación es fundamental para avanzar hacia una gestión más sostenible de los recursos naturales.

"Sería maravilloso explorar cómo esta solución podría implementarse a mayor escala y colaborar con estas emprendedoras para promover su aplicación en la protección y restauración de nuestros bosques", expresó el ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela Van Treek.

Selección de Árboles Nativos de Baja Inflamabilidad

Con las especies nativas cuidadosamente seleccionadas, las investigadores señalaron que paso crucial es la aplicación del sustrato enriquecido y la observación de su interacción con estos árboles.

Michelle Morales, destacó la importancia de evaluar la tasa de sobrevivencia específica de las tres especies seleccionadas durante el trasplante. Este paso es esencial para determinar si los aminoácidos seleccionados son generalistas y eficaces con estas especies o si se requerirá una reformulación específica.

"Analizamos peumo, quillay, litre, bullén, baustro y colliguay, entre otros, que son especies del bosque esclerófilo de la zona central de Chile", explicó Fabián Guerrero, colaborador y académico de la Universidad Técnica Federico Santa María. 

Para hacerlo, los investigadores usaron un instrumento llamado epirradiador que somete el material vegetal a alto calor y evalúa su reacción.

Los criterios evaluados incluyen el tiempo de ignición, es decir, el periodo que tarda en encenderse el material vegetal, la duración de la llama y el tiempo de combustión. Con base en estos factores, se define el grado de inflamabilidad, que varía desde cero, indicando que no es inflamable, hasta cinco, que señala que es extremadamente inflamable. Fabián Guerrero explica: "El colliguay mostró la menor inflamabilidad, seguido por el baustro".

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