Pequeños hábitos para evitar el desperdicio de agua

El 28 de julio de 2010, la Asamblea General de Naciones Unidas reconoció explícitamente el derecho al agua y al saneamiento como esenciales para que las personas puedan desarrollar una vida digna. Pero, según un informe de Unicef de 2021, 1 de cada 3 personas en el mundo no tienen acceso a agua potable y unos 1.000 niños mueren cada día por su falta.

El agua es un recurso escaso y vital para la supervivencia de todos los seres vivos y también para la preservación del medio ambiente; por ello, es muy importante hacer una buena gestión y un uso sostenible de esta. Además, aunque tres cuartas partes del planeta son agua, sólo el 0,007% es potable y está disponible para los seres humanos.

El escenario de emergencia climática plantea, además, la necesidad de ser aún más eficientes en los usos del agua para compensar la poca disponibilidad que se tendrá de esta a medio y largo plazo. De hecho los efectos del cambio climático ya son visibles especialmente sobre el agua: el deshielo de los polos y los glaciares, el aumento del nivel del mar, las sequías, las lluvias torrenciales, las inundaciones.

Acciones concretas

A nivel local, el panorama en Chile es poco alentador. De hecho, en una columna de opinión  la investigadora y socióloga, Violeta Rabi; y la Directora de Espacio Público, Andrea Sanhueza, detallan que “alrededor de un millón de personas en Chile están afectadas por la escasez hídrica y no tienen asegurado el acceso al agua potable”. Esto da cuenta que cada vez llueve menos, y que año tras año el país rompe un nuevo récord de sequía, para lo cual es necesario disminuir las brechas en el acceso a fuentes de abastecimiento de agua y saneamiento.  

Por otra parte, está la otra realidad de la población mundial, la que sí cuenta con este recurso esencial pero no le da el valor suficiente y lo derrocha sin cesar. Es por esto, la necesidad de muchas empresas y organizaciones de hacer un llamado a defender el agua como un derecho humano, y de promover la eficiencia del uso que le damos. 

Si bien existen muchas soluciones para ahorrar agua, lo importante es definir las acciones responsables que permitan manifestar cambios globales, como los que propone la fundación internacional Aquae, que apuntan, en primer plano, a ser conscientes del consumo que suponen nuestras rutinas día a día, sobre todo en nuestros hábitos de higiene donde se invierte una gran cantidad de tiempo, haciendo más evidente el desperdicio de agua.

Algunas recomendaciones que pueden ayudar a disminuir este gasto, parten desde casa cuando se cambian los baños por duchas más cortas, se evita el uso del inodoro como basurero, cerramos la llave mientras nos enjabonamos o lavamos los dientes y reciclamos el agua para regar las plantas. En el caso de las rutinas responsables en oficinas, se recomienda ocupar botellas reutilizables para el consumo de agua fría y caliente.