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Obra rescata la historia olvidada de la Virgen Purísima de San Carlos de Purén

por Fernando Velasquez

El abogado Santiago Acevedo investigó en archivos coloniales el origen milagroso de imagen que posee más de 400 años y que sobrevivió al sitio del Fuerte de Boroa, durante el siglo XVII. Este domingo fue presentado junto a la primera etapa del proyecto "Patio de la Purísima" y sus primeros 600 ejemplares fueron distribuidos gratuitamente.

El libro "Cuando viajes hacia el sur: origen de La Purísima de San Carlos de Purén" consta de 50 páginas. La primera edición de 600 ejemplares se distribuirá gratuitamente y estará disponible también en formato digital / La Tribuna

La imagen de la Virgen Purísima, venerada tradicionalmente en San Carlos de Purén, posee aproximadamente 400 años de antigüedad y un origen extraordinario, hasta ahora, no tan conocido. Santiago Acevedo Ferrer, abogado de profesión, pasó meses investigando en archivos históricos hasta confirmar que la pieza fue protagonista de uno de los episodios más dramáticos de la historia colonial chilena: el sitio del Fuerte de Boroa en 1655, donde 200 personas resistieron durante 13 meses al asedio indígena en lo que los cronistas describen como una "intervención divina".

El hallazgo de esas referencias históricas motivó al autor a escribir "Cuando viajes hacia el sur", un librillo de 50 páginas que rescata esta historia olvidada.

Acevedo concibió la obra como un ensayo de extensión acotada, con diseño y materiales de alta calidad que le dan apariencia de "cuento antiguo": papel amarillento, gráficas tipo dibujo y una edición de 600 ejemplares.

El libro fue lanzado este domingo 7 de diciembre en el Santuario de San Carlos de Purén, tras la misa presidida por el obispo de Santa María de Los Ángeles, monseñor Cristián Castro Toovey. La ceremonia coincidió con la víspera de la gran fiesta de la Purísima Concepción y contempló la bendición de la primera etapa del "Patio de la Purísima", proyecto paisajístico impulsado por Acevedo que contempla un espacio de 1.000 metros cuadrados adyacente al templo.

¿Qué lo motiva personalmente a rescatar el origen milagroso de la imagen de la Purísima?

—Yo creo que, como todo en la vida, el motor principal es el amor. Y en este caso, el amor a la Virgen María. Eso viene desde la infancia y con los años ha crecido. Y eso que ya estaba se juntó con otra circunstancia: un hallazgo.

Estando de vacaciones en Pucón, había un museo de un sacerdote que fue el primer obispo de Osorno, Francisco Valdés Subercaseaux. Él había escrito un libro sobre la evangelización de La Araucanía, y en una de esas historias narraba un hecho que había ocurrido en 1655, sobre una imagen frente a la cual se rezaba, y en una nota al pie ponía: "Hoy se venera actualmente en la villa San Carlos de Purén". Yo no podía creerlo. Dije: "Un momento, eso es donde yo vivo. Quiero ver si esto es verdad o no".

¿Cómo verificó que se trataba de la misma imagen?

—Yo soy abogado, pero pensé: "Bueno, algo se podrá hacer". Me contacté con un historiador y le pregunté dónde podía ver si lo que decía este obispo en ese libro era o no cierto. Y así fui llegando de un libro a otro. Llegué a dos conclusiones: el evento extraordinario sí ocurrió y está descrito por todos; y que esa misma imagen está comprobada por los historiadores, entre otros por Domingo Contreras Gómez. Él dice, como al pasar, como si fuera una cosa obvia: "En la villa San Carlos de Purén se venera la Virgen, Nuestra Señora de Boroa".

Empecé a ir a visitar a la Virgen con mucha frecuencia. En una oportunidad, tenían que remodelar el piso de la iglesia y sacar la imagen para custodiarla en otro lugar. Y yo, ni tonto, me puse primero en la fila para ver si podía estar en esa operación, y me tocó recibirla. La imagen es menuda, de 40 centímetros. Tiene unos vestidos más amplios, es muy bonita, pero pequeña. La fui transportando feliz y llegué al lugar donde se custodia, y me fijé en la corona. Y la corona tenía la sigla N.S.D.B: Nuestra Señora de Boroa. Y fue como un: "Listo, no se diga más".

La imagen de la Virgen Purísima venerada en San Carlos de Purén tiene aproximadamente 400 años de antigüedad y fue originalmente conocida como  / Cedida
La imagen de la Virgen Purísima venerada en San Carlos de Purén tiene aproximadamente 400 años de antigüedad y fue originalmente conocida como Cedida

¿Qué fue exactamente el sitio de Boroa?

—Imagínense que en el año 1648 ya había ocurrido la quema de las siete ciudades. Hubo una primera rebelión de todos los araucanos, que dijeron: "No queremos a estos señores españoles", y quemaron todo. Pero luego empieza a avanzar nuevamente la presencia española, instalándose con sus familias y también con la evangelización. Ahí, los sacerdotes jesuitas establecieron un fuerte en la ciudad de Boroa.

Boroa está de Temuco hacia el poniente, alrededor de 30 kilómetros antes de llegar a lo que hoy es Nueva Imperial. Ahí, entre el río Cautín —que en ese tramo se llama Vilcún— y el estero Boroa, se forma un triángulo donde hubo un fuerte. En 1648 llegaron allí españoles soldados con sus familias y con dos sacerdotes que empezaron a evangelizar. Les iba bien y estuvieron siete años con una evangelización exitosa. Catequizaban a los niños, aprendían su lengua y les predicaban en su lengua.

¿Qué provocó el levantamiento de 1655?

—Hasta que en 1655 había un gobernador que es conocido por todos los historiadores como muy malo. Él no le hacía caso al rey, que prohibía esclavizar a la gente del lugar. Él lo hacía y los vendía para el Perú, para las labores mineras. Era una persona que abusó del poder mientras estuvo, y puso a todos sus parientes para que hicieran lo mismo. Frente a eso vino esta segunda rebelión y, en 1655, desde el Biobío al sur se quemó todo, menos ese fuerte, donde 200 personas quedaron refugiadas y sobrevivieron 13 meses sitiadas.

¿Cómo sobrevivieron tanto tiempo?

—Eso es lo que más me cautivó de la historia. Hay una mezcla entre "a Dios rogando y con el mazo dando", porque hubo que hacer un esfuerzo humano, defenderse e ingeniárselas. De repente había un vacuno, lo metían adentro y con eso tenían carne por una semana. Y rezaron, rezaron y rezaron, con turnos de oración día y noche. ¿Y frente a qué rezaron? Frente a la imagen que hoy día tenemos en San Carlos de Purén.

¿Por qué decidió escribir sobre esto?

—Dije: "Esto no puede pasar desapercibido. Hay que volver a contarlo". Además, yo tenía esa idea, y se comprobó que toca las hebras de la fe y la identidad. Tenemos una imagen en Los Ángeles de 400 años y no lo sabíamos.

Todos sabíamos que la Purísima es muy querida. Yo no vengo acá a descubrir la rueda. El 8 de diciembre siempre se llena y se seguirá llenando, pero lo que no vi fue este origen tan antiguo y glorioso.

¿Por qué le llama "librillo" y no libro?

—La palabra "libro" es muy grande. Yo le llamo un librillo. Es como, imagínate, del tamaño de un ensayo. Y le llamé "Cuando viajes hacia el sur" precisamente para convocar tanto a las personas que viven en Los Ángeles como a las que no, para que pasen a ver esto cuando viajen. Tenemos una imagen que tiene 400 años de antigüedad y ahí está, paradita.

Esa también era la otra convicción que yo tenía: si la Virgen intervino en 1655, no hay ninguna razón para que no siga actuando en 2025, porque la fe es la misma. 

¿Qué características tiene la edición del librillo?

—Se buscaron los mejores materiales. Quisimos darle la característica de un cuento antiguo y elegimos un papel más amarillento y gráficas de tipo dibujo. Hay mucho esfuerzo en el diseño de este pequeño librillo, y está quedando en una muy buena calidad. 

El Patio de la Purísima antes de su remodelación. Sus obras contemplan mil metros cuadrados con pileta de adoquines, una pérgola con obra artística en azulejo, una zona de juegos para niños y mesas con enchufes para cargar celulares / La Tribuna
El Patio de la Purísima antes de su remodelación. Sus obras contemplan mil metros cuadrados con pileta de adoquines, una pérgola con obra artística en azulejo, una zona de juegos para niños y mesas con enchufes para cargar celulares La Tribuna

¿Cómo nació la idea del Patio de la Purísima?

—Empecé a ir al santuario y la pregunta era: "¿Qué más se puede hacer además de contar la historia?". Yo quiero que la gente venga y se quede, así que con un grupo de amigos le pedimos a una paisajista: "Diseñe un patio bonito para que vengan niños, adultos y jóvenes, y que sea un lugar alegre de encuentro". 

¿Cómo se ha financiado el proyecto?

—El formato ha sido bien simple: no queríamos molestar. Entonces, cuando fuimos a presentar el proyecto, tanto a la parroquia como a la comunidad y al obispo, no dijimos: "Oiga, ¿sabe qué? Tengo una súper buena idea, finánciemela", sino que simplemente: "Apóyenos".

Lo que se ha hecho fue hablar con los prestadores de los servicios, preguntar cuánto cuestan las cosas y decirle a la gente que nos apoye. Y esa fórmula me parece que ha sido virtuosa. Esto nace con la respiración y con el corazón de personas que quieren honrar a la Purísima. Y todos han contribuido.

¿Por qué considera importante la belleza en este proyecto?

—Parte de las convicciones que uno tiene es que la belleza no es opcional. Dios es la belleza por antonomasia. Entonces, producir un rincón de belleza creo que es algo que revitaliza. Cuando uno viaja, uno elige visitar lugares bonitos. Es algo que palpita dentro. A veces quizás uno no lo exterioriza, pero el hombre lo necesita. Esa es nuestra convicción. Y todo lo que tiene que ver con Dios y con la Virgen tiene que ser lo más bello posible.


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