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El eco de cascos de caballos subiendo la montaña y la paciencia de hombres y mujeres que han hecho del arreo un modo de vida forman parte de una tradición que en la provincia de Biobío resiste al paso del tiempo mediante el proyecto "Rutas Arrieras", impulsado por Fundación Madrugada, junto a comunidades cordilleranas de Antuco y San Fabián de Alico.
La iniciativa registra antiguos caminos por donde se arreaban animales hacia las veranadas y reconoce el oficio del arriero como patrimonio vivo, cargado de relatos, saberes y una memoria comunitaria que trasciende generaciones.
Javier Sepúlveda, presidente de la Agrupación Galopes de Antuco, fundada en 2020, explicó que mediante un trabajo colaborativo con las agrupaciones arrieras, que ha sido acompañado por la municipalidad, se ha trabajado por rescatar este oficio ancestral del territorio.
El esfuerzo obtuvo frutos en 2023, cuando la agrupación fue reconocida como patrimonio cultural inmaterial de Chile, hito que fortaleció su visibilidad y la conectó con otras comunidades del cordón cordillerano. Este año, el proyecto "Rutas Arrieras" fue nominado al Mountain Protection Award 2025 de la Unión Internacional de Asociaciones de Montañismo (UIAA), reconocimiento que destaca iniciativas de conservación cultural y natural en zonas de montaña.
Cada ruta registrada en el mapa digital del proyecto lleva el nombre de quienes aún transitan la cordillera y mantienen un ciclo que se repite desde hace siglos. Cuando el invierno endurece los campos y el forraje escasea, las familias suben con su ganado hacia las veranadas, donde el pasto crece tierno y el agua fluye cristalina desde los deshielos.
Uno de los principales obstáculos que enfrentan los arrieros es la falta de lugares seguros para pernoctar durante los arreos, durante los cuales recorren entre 60 y 70 kilómetros por veredas de montaña en jornadas de dos a tres días.
La situación se complica en los sectores administrados por la Corporación Nacional Forestal (Conaf) dentro del Parque Nacional Laguna del Laja, dado que en estos no se permite pernoctar, lo que los obliga a abandonar las rutas por riesgo de accidentes, especialmente cuando se debe transitar de noche por carreteras estrechas.
La falta de seguridad en los caminos constituye una de las principales motivaciones de la agrupación para postular a instancias que les entreguen mayor visibilidad y oportunidades de mejoras.
Nicolás Aguilera, encargado de cultura comunal de Antuco, enfatizó el respaldo institucional al proyecto. "Este oficio es nuestro patrimonio inmaterial más relevante. Apoyar a los arrieros significa preservar la memoria del territorio, enseñar a las nuevas generaciones y proyectar un turismo con identidad", explicó.
La nominación internacional podría abrir puertas a nuevas redes de apoyo, financiamiento y asesoría internacional, fundamental para dar sostenibilidad a largo plazo a la práctica. Sin embargo, Sepúlveda precisó que más allá del premio, "el verdadero objetivo es dar seguridad a los arrieros en su quehacer, generando espacios de encuentro, difusión y capacitación que permitan no solo reconocer su oficio, sino también garantizar que las futuras generaciones lo hereden con orgullo y respaldo".
El proyecto ya prepara encuentros entre comunidades arrieras de Biobío y Ñuble, con el fin de dialogar, compartir experiencias y comenzar a georreferenciar rutas para que puedan ser recorridas con respeto y conocimiento, para de esa forma consolidar una red que fortalezca la preservación de esta tradición ancestral en la cordillera sur del país.
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