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La Tribuna

El yumbelino que siguió su sueño de convertirse en tripulante de cabina

por Sofía Meier Améstica

La historia de un estudiante de comunicación social de Yumbel, que descubrió su verdadera vocación en las alturas.

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Matías Moreno tiene 20 años, es un géminis del 6 de junio y si bien nació en Concepción, por razones familiares tuvo que mudarse a la comuna que aloja a San Sebastián en la provincia del Biobío: Yumbel. Luego de desarrollar gran parte de su adolescencia en aquella ciudad, decide comenzar a estudiar periodismo en la Universidad de Concepción, sin saber que casi dos años después, su vida tomaría otro rumbo. "Entré a estudiar periodismo porque quería tener la libertad de opinar sobre temas que me gusten, otros interesantes. En sí la carrera me llamaba la atención porque tenía ese "bichito" de querer entrevistar y hacerme conocido. Algo así como Felipe Camiroaga" cuenta Moreno.

Aun así, confiesa abiertamente que esta carrera nunca fue su primera opción, estando dentro de la carrera hubo "varias cosas que no le gustaron. No tenía ese interés para poder hacer las cosas con ganas". En sus clases, cumplía sólo con pasar el ramo.

Ante esta negativa desde su interior, Matías decide que ya era momento de "dejar de hacer cosas que lo hicieran perder más tiempo". Y el tiempo para Moreno es algo vital, es ahí cuando llega a su puerta la posibilidad de postular a una aerolínea para el puesto de tripulante de cabina.

EL INICIO DE LA AVENTURA

"No lo pensé dos veces, envié mi currículum y la respuesta fue súper rápida". Con los papeles dentro de la empresa, era tiempo de las entrevistas. Pasó por dos grupales y dos presenciales aun estando con periodismo en curso, con certámenes de por medio y viajando de Concepción a Santiago constantemente. Quedar dentro del cargo no fue fácil para Matías, tuvo que pasar por diversas pruebas psicológicas y de conocimiento.

"El cambiar de carrera, ya que considero que esto es una profesión, fue un aire nuevo. Cuando era más chico me llamaba la atención este trabajo, pero era un sueño lejano. Siempre pensé que no tenía las características necesarias. Pero la vida te sorprende". Agrega Matías que este tipo de trabajo es dinámico, no requiere de un horario fijo y que interactúa con diferentes personas a diario: "Saludas a 200 personas por vuelo y debes saber cómo actuar dependiendo de la situación".

Confiesa además, que lo que más le gusta de su trabajo es servir a las personas. "Que de verdad le sirva tu ayuda y que esa persona te pague con una sonrisa. Mi día a día está pagado con eso. Es algo nuevo cada día y el avión es mi oficina, pero todo siempre está cambiando".

¿CÓMO ES SER UN TRIPULANTE?

Matías lo define en una palabra: Espectácular. "Es algo me llena el corazón, me gusta mucho. Es difícil de conseguir, la gente debe saber que los tripulantes no están sólo para servir café, dar comida o sonreír todo el viaje. Los tripulantes están para ayudar a las personas, ya que contamos con entrenamiento para estar ahí". Los tripulantes deben estar capacitados para evacuar un avión en 90 segundos, los procedimientos de evacuación son diversos y deben tener además, conocimiento en primeros auxilios. Siguen también un manual que es actualizado cada cierto periodo de tiempo y que todo el personal debe conocer.

"Ser tripulante es una labor muy linda, te abre muchas puertas tiene sus beneficios y desventajas al igual que todo trabajo. Es una labor poco reconocida por las personas, estamos para ayudarlos" concluye Matías Moreno.

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