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La Tribuna

Talabartería Las Dos M: un legado familiar que resiste a desaparecer

por Jorge Guzmán Buchón

El tiempo y el detalle que demanda la manufacturación de los distintos productos utilizados por las personas que mantienen la tradición corralera caracteriza el trabajo de este tipo de confecciones.

IMG_20220217_170351 / Nuevas generaciones de huasos acostumbran a acudir a talabarteros que sus padres y abuelos frecuentaban para aperarse de la vestimenta típica chilena.

Una de las pocas talabarteras que quedan en Los Ángeles, la dueña de Talabartería Las Dos MM, Marcia Moreno contó cómo se inmiscuyó en el mundo de la artesanía en ropa y diferentes aperos de huaso, manteniendo la costumbre ligada al mundo corralero en la ciudad de Los Ángeles, que arriesga perderse con el tiempo debido a la falta de nuevos artesanos que entren al mundo del trabajo en cuero y telas para distintos implementos relacionados a la práctica del rodeo.

Marcia Moreno dijo a diario La Tribuna que de toda la vida nos hemos dedicado a la talabartería, hoy tengo el negocio con mis padres, quienes trabajaron toda su vida en esto, pero como ya son mayores, yo me hice cargo del negocio, aunque por supuesto siempre están supervisando lo que hago, viendo que todo marche como tienen que marchar.

Moreno expresó que alrededor del año 1975 empezaron con este tema, yo tenía como cinco años y siempre vi como trabajaban con buenos artesanos, gente que trabaje bien y que sea responsable. Marcia vende desde riendas hasta zapatos de huaso, todo hecho a mano: el cuero ya es producido de manera industrial, pero el trabajo que hay detrás del material para poder convertirlo en aperos para los huasos es hecho a mano completamente por manos artesanas chilenas, de fuera de Los Ángeles. Lo anterior debido a que no hay gente que se interese por aprender de esto.

UN TRABAJO QUE REQUIERE DEDICACIÓN Y ES DE LARGO ALIENTO

En sus inicios, Marcia Moreno se interesó por ver primero los números del negocio: Me empecé a dedicar a las cuentas y ventas, mi mamá hacía mantas, hilaba las mantas y hacía todo el proceso antes de que la prenda pasara por el telar, yo traté de hacer eso pero es un trabajo muy demandante, así que buscando algo en lo que especializarme me metí en el tema de los planchados (confección de sombreros de huaso) que con el tiempo me fue gustando y saliendo cada vez mejor, porque la experiencia hace al maestro, me lo paso metida en el taller de sombreros, haciéndolo de cero: Se compra un paño, se pone en una horma, se le da forma, que es siempre pensando en la cabeza del cliente. En general los sombreros confeccionados por la artesana son hechos a pedido, tradición que se mantiene desde hace décadas, cuando no existían tiendas especializadas como en la actualidad y familias de tradición corralera acudían a manos locales para aperarse con la vestimenta típica del huaso chileno, situación que se mantiene hasta el día de hoy según Moreno: Siempre ha funcionado igual y uno normalmente pasa a atender a los hijos de la clientela de mis padres, después llegan los nietos y lo mismo ocurre con los artesanos que me proveen de ciertos productos, aunque de esos sí que van quedando pocos.

La dueña de la Talabartería Las Dos MM explicó que en este negocio el trabajo es lento y minucioso, entonces lamentablemente la mentalidad de hacer algo rápido para tener plata rápido que se ve hoy en día no comulga con este oficio, yo no puedo asegurar que si hago una chupalla hoy la voy a vender mañana, puede quedarse uno o dos meses en el taller antes de que llegue algún interesado, entonces no se ve la plata al tiro, y en general todos los trabajos que hago en el taller son así, tanto en la confección como en la venta hay que tener paciencia. Marcia tiene dos sobrinos que cree, podrían interesarse y tomar el oficio una vez que llegue su tiempo de retirarse. Y tirar los cueros es algo que se ha planteado más de alguna vez: A veces conversando con los clientes les digo que estoy aburrida, que voy a cambiar de rubro y me dicen ¡no, cómo se te ocurre, que voy a hacer!, porque ellos necesitan sus productos y cuando vienen saben lo que dije anteriormente: que soy responsable, que en este tipo de trabajo se valora mucho, así como en cualquier otro, pero como no hay muchas personas que se dediquen a esto y puedan responderle bien a los huasos, se preocupan de mantenerse con un talabartero en el que puedan depositar su confianza.

FALTA DE ARTESANOS ARRIESGA LA MANTENCIÓN DE LA TRADICIÓN

Marcia Moreno manifestó que hoy la mayor dificultad y seguramente preocupación para uno y los clientes es la falta de artesanos, antes uno hacía pedidos y sabía que llegarían, pero con los IFEs y los incentivos económicos que desincentivan el trabajo, lo que a mí me ha hecho perder la continuidad y la disponibilidad de productos, cosa que nos ha pasado a todos aparentemente, porque muchos de mis clientes me han comentado que incluso en otras ciudades les ha costado encontrar algunos de los implementos para el rodeo relacionados a la talabartería. Lo anterior también ha influido en poder ganarse a la clientela, pero los huasos más jóvenes que empezaron o ya entendieron que las condiciones no son las mismas de antes permiten pensar que habrá un cambio de ciclo, lo que es bueno, porque de esta manera también se puede mantener la tradición, con todos los cambios que eso implica, aunque se quiera acabar con el rodeo, como se ha conversado en el debate constituyente, pero mientras haya gente que le gusta el deporte siempre existirá y seguirán existiendo personas como nosotros, que somos parte de ese mundo.

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