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La Tribuna

Anfiteatro de la Avenida Ricardo Vicuña: la historia de una obra inconclusa

por Juvenal Rivera Sanhueza

En el costado poniente (hacia Ercilla) debía habilitarse un escenario que sería coronado con unas grandes manos abiertas pero la situación política post golpe de Estado, se trastocó lo que se venía realizando en el municipio angelino, incluida esa obra urbana.

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El anfiteatro de la avenida Ricardo Vicuña, entre la prolongación de las calles Mendoza y Ercilla, estaba destinado a ser uno de los espacios de reunión y eventos al aire libre más importantes de Los Ángeles.

Sin embargo, aunque se llevó a cabo buena parte de la obra, se trata de un trabajo inconcluso, tal cual como ha sucedido con otras iniciativas similares en nuestra capital provincial.

Además, pese a sus intenciones iniciales, ha sido subutilizado debido, principalmente, a sus reconocidos problemas de evacuación de las aguas, situación que se hace evidente durante la época de invierno.

¿Qué sucedió? Acá va el relato.

El antiteatro fue concebido por el paisajista Osvaldo Órdenes como la guinda de la torta de una serie de obras de su autoría que le mejoraron radicalmente el aspecto a la avenida Ricardo Vicuña.

Hasta los años 50, el bandejón central de esa arteria vial estaba entregado al pasto, los matorrales y el abandono. Sin embargo, con paciencia y dedicación, Órdenes - que era jefe de la mantención de las áreas verdes de Los Ángeles - se dio a la tarea de generar espacios propios en cada uno de los tramos. Habilitó senderos, construyó piletas y espejos de agua e instaló esculturas de su propia creación en toda su extensión.

El broche de oro sería el anfiteatro que se complementaría con una cancha de patinaje que estaría en el terreno adyacente. A fines de 1972, el alcalde y los regidores acordaron destinar los recursos para la ejecución de esa obra al año siguiente. A principios de 1973 se iniciaron los trabajos que incluyeron el retiro de grandes volúmenes de tierra para darle su característica forma cóncava, a la par que se entubaba el canal municipal.

Sin embargo, la obra nunca se concluyó. En el costado poniente (hacia Ercilla) debía habilitarse un escenario que sería coronado con unas grandes manos abiertas. Es que, dada la situación política ocurrida después del golpe de Estado, se trastocó lo que se venía realizando en el municipio angelino, incluida esa obra urbana.

El arribo de nuevas autoridades y la falta de recursos para continuar la obra ocasionaron que quedara inconclusa, tal cual como se observa en la actualidad.

Además, con el tiempo se detectó un problema que después terminaría siendo insoluble. La evacuación de aguas lluvias era posible gracias a una conexión con el sistema de alcantarillado. Sin embargo, los olores pestilentes que emanaban por ese mismo conducto obligaron a cerrarlo. Sin la posibilidad de sacar las aguas acumuladas, el anfiteatro termina convertido en una gran piscina por varios meses en el año.

Pese a estos inconvenientes, el anfiteatro fue usado para eventos importantes. En los 90 y principios de la década pasada, fue el escenario del Festival de Ganadores, certamen organizado por el municipio en que se escogía a la mejor voz entre los participantes de los diferentes festivales en la zona. También hubo encuentros de bandas de rock así como eventos de carácter cristiano. También es recordada la gran concentración de adherentes al NO con ocasión del plebiscito del 5 de octubre de 1988, todo un hito para su tiempo.

Con el tiempo, el anfiteatro ha caído en el desuso mientras que la pista de patinaje devino en un skate park donde los jóvenes hacen sus malabares arriba de una patineta.

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