María Angélica Baier, médico: "Cuando el equipo quiere hacer algo y se junta, lo logra"

La dilatada trayectoria en la Atención Primaria de Salud de Los Ángeles, para María Angélica Baier Cerda, médico del Cesfam Nororiente, tuvo su punto de partida en la localidad rural de Santa Fe.   

“Era una posta y, esta posta, después se transformó en un consultorio y desde ahí que estoy trabajando en esta Municipalidad de Los Ángeles”, recuerda esta profesional angelina “de tomo y lomo”, hija de una profesora que ejerció en la ex escuela N°4.

“De chiquitita yo me iba con ella a la escuela donde ella hacía clases y, desde ahí, yo empecé a aprender. Incluso ella me llevaba a dar poesía, de los 8 años que ella me llevaba y yo declamaba poesía. Además, como yo era muy preguntona, ella me pasaba libros. Como ella era profesora de Lenguaje, en mi casa había muchos libros (...) por eso yo era muy aficionada a leer”.

Posteriormente, María Angélica ingresó a la ex escuela N°3, donde completó su educación básica; para luego pasar al Liceo de Niñas, donde terminó su cuarto medio. Con 17 años ingresó a Medicina, en la Universidad de Concepción. De esa época recuerda que, en calle Caupolicán, estaba el terminal de los buses Igi-Llaima y, al lado, la empresa Fanda.

“¿Por qué me gustó, a mí, Medicina? Fue porque tenía una profesora, que era la señora Graciela Ruloff, que me enseñó muy bien la biología. Me enseñó todo lo que era relacionado con la biología, cómo eran las moléculas y me enseñó a mirar los libros, cómo se formaban las mitocondrias, el retículo, lo endoplasmático y todo lo vinculado a la biología; y ahí me gustó, me encantó, por eso estudié Medicina. Y eso fue gracias a los profesores del Liceo de Niñas”.

Su experiencia en la salud municipal de Los Ángeles fue “excelente. Cuando recién empecé a trabajar fui al hospital y me dijeron ‘vaya a posta Santa Fe’, que es un sector rural. Durante 5 años estuve en Santa Fe, donde antes no había nada. Posteriormente se transformó en un consultorio y ahí aprendí mucho, porque transformé una posta en un consultorio”.

Los recursos eran muy escasos y, en ese contexto, siente un genuino orgullo por el papel cumplido en aquel lugar y momento. Está convencida que “cuando el equipo quiere hacer algo y se junta, lo logra. El trabajo en equipo, el juntarse, el idear las acciones y servir al público con humanidad, creo que nunca lo he perdido y es algo que siempre debe estar”.

Finalmente, junto al descanso que tiene planificado, disfrutar a su pequeña nieta –“que me hace muy feliz” y que la ha inspirado en la composición de varias canciones infantiles- es lo que tiene en mente, en lo inmediato. También se volcará a la confección de sus artesanías, pinturas, joyas, costuras y tejidos, en la medida que su salud así se lo permita. “Son las cosas que me llenan la vida y eso es lo que haré”.

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