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Todo con el objetivo de que cada uno de los estudiantes de los establecimientos escolares bajo esa administración, ya sean de zonas urbanas o rurales, cuenten con su transporte garantizado para asistir a clases en marzo.
El colapso de marzo y abril todavía pesa. Familias enteras tuvieron que ingeniárselas para que sus hijos llegaran a clases.
Algunos debieron caminar largas distancias, otros dependieron de traslados improvisados o directamente informales, mientras los establecimientos intentaban cubrir como podían los vacíos que dejó un proceso administrativo que no llegó a tiempo.
Recién en la segunda semana de mayo el servicio logró regularizarse, dejando en evidencia un problema estructural. A ese escenario se sumó el complicado panorama financiero del DAEM, que arrastraba un déficit cercano a los 8 mil millones de pesos, se recordó.
Con los antecedentes a la vista, para el 2026 se abrió una licitación mucho más estricta y con un plazo de anticipación mayor. Esta vez se consideran 14 recorridos que suman 17 buses, siete minibuses y cinco furgones, todos del año 2008 en adelante.
El servicio funcionará desde marzo hasta el 31 de diciembre, abarcando aproximadamente 191 días de clases. Aunque las rutas podrán ajustarse según las necesidades de los estudiantes, el kilometraje no podrá alterarse para mantener los costos pactados con cada proveedor.
Las exigencias técnicas son mayores que en años anteriores. Cada vehículo deberá contar con autorización del Ministerio de Transportes, revisión técnica, seguro obligatorio, certificado de emisiones y un estándar de seguridad que incluye desde vidrios en buen estado hasta equipamiento completo para emergencias.
Si un bus falla, el reemplazo deberá ser de igual o superior categoría y los avisos de panne tendrán que hacerse de inmediato al establecimiento y al inspector técnico, con el objetivo de que no paralice el servicio ni los estudiantes pierdan sus clases. Además, todos los móviles deberán portar en el parabrisas el nombre del establecimiento y el logo de la Municipalidad de Los Ángeles.
La supervisión también será más rigurosa con los conductores y asistentes. Cada chofer tendrá que contar con ciertos estándares para poder desempeñarse como transportista, entre ellos, la acreditación de no estar inhabilitado para trabajar con menores.
Además, cada recorrido contará con un asistente, encargado de apoyar el ingreso y la bajada de los estudiantes, especialmente en casos como la Escuela Esperanza F-905, donde muchos alumnos requieren ayuda física por su condición de discapacidad. Es importante precisar que todos los buses que se licitarán pertenecen a privados y no son de propiedad del DAEM.
El concejal Eduardo Velásquez, quien presidió la comisión en la cual se estableció la iniciativa aseguró estar "muy satisfecho con la decisión del alcalde de anticipar en varios meses el proceso licitatorio", indicando que estas medidas generan "certezas y seguridad de tener con anticipación resuelta la mayoría de los recorridos escolares del próximo año".
Por eso hoy se adelantan y elevan las exigencias, con la idea de garantizar que en marzo de 2026 no haya sorpresas y que todos los estudiantes puedan llegar a sus escuelas desde el primer día.
En el sector de El Peral, las familias de la Escuela Diego Portales enfrentaron entre marzo y julio la ausencia del transporte escolar licitado.
La falta del servicio obligó a los apoderados a costear por cuenta propia los traslados diarios, generando un impacto económico significativo y provocando creciente indignación familiares de los estudiantes.
En tanto, en la Escuela Especial Esperanza, durante marzo y abril, el único bus adaptado resultó insuficiente para los 167 estudiantes.
Apoderadas denunciaron recorridos excesivos, niños que llegaban descompensados por el calor y la pérdida recurrente de las primeras horas de clase debido a las demoras del transporte.
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