Violencia desatada

Chile despertó el miércoles, con una desgarradora noticia: Un matrimonio fue brutalmente asesinado en su propio hogar, en la comuna de Graneros. Rodrigo González Aguirre, dirigente corralero, y su esposa Carolina Calleja Lucero fueron víctimas de una violencia brutal y descontrolada, un crimen que no solo les arrebató la vida, sino que socava nuestra convivencia y nuestra sensación de seguridad.

La conclusión es clara: Nuestros hogares, que siempre fueron un lugar seguro, han sido vulnerados. Sin duda, nadie puede sentirse plenamente a salvo, ni en la ciudad, ni en los sectores rurales.

Si bien las estadísticas del año 2024 registran una ligera disminución en los homicidios en comparación con el mismo periodo de 2023 (de 633 a 579 víctimas), esto no implica una mejora sustancial en la seguridad del país.

Al contrario, la tasa de homicidios sigue siendo alarmante: 2,9 homicidios por cada 100.000 habitantes, con una concentración significativa en la Región Metropolitana (44%), Valparaíso (10,9%) y nuestra región, la de Biobío (9,5%).

Además, el 48% de estos crímenes se cometen con armas de fuego, lo que evidencia la proliferación de este tipo de armamento en manos de delincuentes que, sin ningún sentido de conciencia, le arrebatan la vida a las personas, en su propio hogar, lo que evidencia no solo se trata de una "sensación de inseguridad", sino que una cruda REALIDAD.

No podemos normalizar esta situación. No podemos aceptar que en Chile se acribille a una pareja en su propia casa sin que haya consecuencias inmediatas y efectivas.  Las autoridades deben reaccionar con celeridad y firmeza, y nosotros como sociedad, debemos seguir activos en la tarea de exigir no sólo Justicia, sino que medidas concretas y compromisos reales de quienes tienen en sus manos la seguridad del país,

Si no actuamos, corremos el riesgo de que la tragedia de Graneros se convierta en otro capítulo más de una historia de terror que continuará repitiéndose.