Chile y Trump

La política exterior chilena estará marcada, sin lugar a dudas, por lo que haga o deje de hacer el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump durante este 2025. Sus decisiones en materia de comercio, seguridad y diplomacia pueden generar repercusiones directas e indirectas en la economía y estabilidad del país, especialmente en un año clave para el país debido a las elecciones presidenciales de noviembre.

Trump ha demostrado, durante su anterior administración y en las pocas semanas de su actual mandato, que privilegia el proteccionismo económico por sobre el multilateralismo. Su política de endurecer acuerdos comerciales y aplicar sanciones unilaterales ha afectado a varios países de América Latina. Si decide intensificar las restricciones a las exportaciones chilenas o revisar acuerdos ya firmados, sectores estratégicos como la agroindustria, la minería y la tecnología podrían resentirse.

El cobre, principal producto de exportación de Chile, ha estado tradicionalmente ligado a la demanda de Estados Unidos y China. En caso de que Trump retome medidas para presionar económicamente a China, el impacto en el precio del metal podría ser considerable. Un escenario de tensión entre ambas potencias afectaría la estabilidad del mercado internacional y, con ello, las proyecciones económicas chilenas, que ya enfrentan desafíos internos.

Otro factor de incertidumbre es la política migratoria de Trump. Su enfoque de endurecimiento de fronteras y reducción de beneficios para migrantes podría derivar en un aumento del flujo de personas que buscan establecerse en otros países de la región, incluyendo Chile. Esto traería consigo desafíos en términos de integración social y presión sobre los sistemas de salud y empleo, temas que serán clave en el debate electoral chileno.

En términos de seguridad, la postura del presidente estadounidense sobre el combate al narcotráfico y el crimen organizado en América Latina podría derivar en nuevas exigencias para los países de la región. Si Washington decide incrementar su injerencia en la lucha contra el narcotráfico, Chile podría verse presionado para reforzar sus políticas de seguridad fronteriza y cooperación en inteligencia.

A nivel diplomático, Trump ha evidenciado su inclinación a establecer relaciones bilaterales en función de afinidades ideológicas y económicas. Si opta por fortalecer sus lazos con gobiernos que compartan su visión, Chile podría verse en la disyuntiva de equilibrar su tradicional enfoque de política exterior pragmática con las demandas de un socio comercial clave. La relación con Estados Unidos es estratégica, pero no debe significar la pérdida de autonomía en la toma de decisiones internacionales.

En un año electoral en Chile, los efectos de la administración Trump podrían convertirse en un tema central de debate. Las posturas de los candidatos presidenciales respecto a cómo manejar la relación con Washington y mitigar los posibles impactos económicos y diplomáticos definirán parte del rumbo del país. En este contexto, será fundamental que la política exterior chilena mantenga su tradicional enfoque de diversificación de mercados y respeto al multilateralismo, sin descuidar su vínculo con la mayor economía del mundo.

La incertidumbre que rodea las decisiones de Donald Trump obliga a Chile a estar alerta y preparado. En un escenario global en constante cambio, el país deberá reafirmar su capacidad de adaptación y su compromiso con una política exterior equilibrada que proteja de manera adecuada sus intereses.