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Ciencia y justicia

por La Tribuna

Carabineros asesinados en Cañete / Archivo La Tribuna

A cuatro días del brutal asesinato de tres funcionarios de Carabineros en Cañete, ocurrido el 27 de abril de 2024, los investigadores a cargo de las indagaciones ya tenían relativamente clara la identidad de los autores del crimen. Los testimonios y evidencias apuntaban a la participación de los cuatro sospechosos (los hermanos Tomás, Felipe y Yeferson Antihuen, y Nicolás Rivas Paillao) pero la calidad de prueba en tribunales no puede estar basada en sospechas, sino que en evidencia irrefutable que pudiera situarlos en el día, hora y lugar del asesinato. De otra manera, el proceso queda en nada.

En ese marco, los antecedentes conocidos hasta ahora en la audiencia de formalización de cargos destacan la importancia de una labor investigativa meticulosa y basada en la ciencia. La detención y formalización de sospechosos no es solo un paso hacia obtener justicia por un asesinato tan alevoso, sino también un testimonio del riguroso trabajo de los equipos de Carabineros, quienes, a través de técnicas avanzadas de investigación, lograron esclarecer los hechos y asegurar que los responsables fueran llevados ante la ley.

Desde el inicio, la investigación se apoyó en métodos científicos para construir un caso sólido. Las pruebas balísticas permitieron identificar y seguir la ruta de las armas utilizadas en el crimen, mientras que los vestigios biológicos recolectados en la escena del crimen proporcionaron evidencia crucial para vincular a los imputados con el delito. Además, las escuchas telefónicas desempeñaron un papel esencial en el seguimiento de los movimientos y comunicaciones de los sospechosos, permitiendo corroborar su presencia en el lugar y momento del crimen.

A pesar de que los investigadores tenían clara la identidad de los autores del crimen apenas cuatro días después de ocurrido el brutal asesinato, la paciencia y el profesionalismo fueron claves para el éxito de la operación. Durante tres meses, los equipos se dedicaron a recopilar toda la información necesaria para situar de manera irrefutable a los sospechosos en la escena del homicidio. Este proceso minucioso no solo garantiza una acusación bien fundamentada ante los tribunales, sino que también refuerza la confianza de la sociedad en la capacidad del sistema de justicia para actuar con precisión y justicia.

En una época donde la opinión pública y la presión mediática pueden exigir respuestas inmediatas, es fundamental recordar que la búsqueda de verdad y justicia, muchas veces requiere de tiempo y diligencia. De lo contrario, se está condenado a un estrepitoso fracaso.

La utilización de tecnología avanzada y técnicas científicas en la investigación criminal no solo ayuda a resolver casos complejos, sino que también asegura que los procedimientos se lleven a cabo con el máximo rigor posible, protegiendo los derechos de todas las partes involucradas.

El caso de Cañete resalta la importancia de un trabajo policial e investigativo que combina el conocimiento científico con la experiencia en el campo, estableciendo un estándar de excelencia para futuras investigaciones. Es un recordatorio de que, frente a crímenes atroces, la paciencia, la precisión y la ciencia son las herramientas más poderosas para alcanzar la justicia y proteger a la comunidad de perpetradores de crímenes atroces.

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