Tránsito vehicular

Marzo es, por excelencia, el mes del pago de los permisos de circulación. En el caso de la comuna de Los Angeles, se estima que serán más de 65 mil propietarios de vehículos que deberán realizar el trámite que – hay que decirlo – se ha convertido en una de las principales fuentes de financiamiento de los municipios.

En el caso de la capital provincial, el crecimiento del parque automotriz ha sido brutal. De cinco mil patentes que se pagaban a principio de los ’90, ahora la cifra se multiplica por 13.

Sin embargo, las particulares circunstancias de Los Ángeles –con un centro circunscrito a unas pocas calles estrechas que, por añadidura, se planificaron para el paso de caballos y carretones pero no para automóviles – hacen que dicho crecimiento vehicular sea sinónimo de congestiones, tacos y prolongadas esperas, especialmente en las horas peak.

Como si fuera poco, la inversión pública para procurar vías más expeditas o para la expropiación de algunas secciones fundamentales para el ensanche de las calles, ha sido bastante modesta o, en su defecto, extremadamente lenta. Fue lo sucedido con la avenida Tucapel, la única arteria de cuatro pistas en el radio centro de la ciudad, que estuvo paralizada por cerca de 20 años debido a la falta de recursos para pagar las expropiaciones.

En ese marco, la ejecución de la segunda etapa del Sistema de Control Automático de Tráfico (SCAT) se convierte en un paso fundamental para resolver la urgente necesidad de optimizar el tránsito vehicular en la capital provincial.

A través de la incorporación de moderna tecnología, se está interviniendo cerca de una treintena de intersecciones semaforizadas de la comuna de Los Ángeles, con una inversión promedio de mil 700 millones de pesos, los cuales serán sincronizados por un Sistema de Control de Tránsito (Scat).

Esta nueva etapa, que debe estar culminada en los próximos meses, significa mejorar y sincronizar los semáforos del perímetro central de la comuna de Los Ángeles, ayudando a la descongestión vial, además de mejorar y estandarizar a nivel nacional los semáforos.

Al cabo, lo que se procura es que a través de un sistema tecnológico de monitoreo y de control dinámico de los semáforos (se adaptarán a los flujos al momento), se puedan reducir los tiempos de desplazamiento. Además, se mejora la percepción vial de las personas, influyendo en mayor seguridad para los usuarios del transporte público y privado.

Sin duda que se trata de una inversión significativa pero necesaria para resolver un problema que se acentúa con cada nuevo vehículo que incorpora al parque automotriz local. Sin embargo, ciertamente que este tipo de soluciones se debió procurar mucho antes, además de más inversiones para, dentro de lo posible, ampliar más calles y avenidas. Ahí, sin duda, debe estar el foco para apurar las inversiones futuras en material vial.