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Nacimiento

por La Tribuna

En los primeros años de su instalación – de los más de 400 años de historia- el fuerte español emplazado en Nacimiento fue destruido y debió reconstruirse en varias ocasiones hasta su ubicación definitiva frente al lugar donde el río Vergara se une con el Biobío y siguen su viaje hasta desembocar en el mar.

Situada en los contrafuertes de la Cordillera de Nahuelbuta, aquella fortificación hispana supo de los más difíciles avatares por los permanentes alzamientos indígenas que – de manera histórica en el nuevo continente - obligaron al conquistador europeo a poner freno a sus afanes de seguir sumando posesiones para la Corona española.

Fue el río Biobío aquella frontera natural y el fuerte de Nacimiento en el gran atalaya que dominaba una gran extensión del valle, conocido en ese tiempo como Isla de la Laja, ahora llamado provincia de Biobío.

Desde el 2 de febrero que la comuna ha sido sometida a un asedio que tomó forma en los enormes incendios forestales que se han ensañado con las comunidades campesinas, las mismas que hacen patria en esos parajes de particular belleza e intrincada geografía. Han sido miles de hectáreas destruidas por las llamas, han sido cientos de casas que quedaron convertidos en cenizas, de huertas y siembras que se convirtieron en humo, han sido víctimas fatales que no alcanzaron a escapar del fuego.

Prácticamente no hay sector campesino de la comuna nacimentana que no haya sufrido la violencia de los incendios forestales: Las Corrientes, El Peral, Monterrey, San Francisco de Monterrey, La Maravilla, San Francisco de Millapoa, Carmen Alto, Santa Luisa, Millapoa, La Laguna, Culenco, San Ramón, El Cardal, Lomas Los Erices, Arinco, Dollinco, San Antonio La Suerte, Tambillo, Carrizal de Meñir, Choroico, Palmilla, Santa Rosa de Arinco, El Pino, San Roque, Los Patos, Carrizal Maipo, Calabozo y Los Guindos.

Desde aquel 2 de febrero cuando partió el primer foco de incendios que los vecinos no han tenido un día de calma. Han sido jornadas de profundo desasosiego, de desesperanza, de la más profunda incertidumbre, de un trabajo agotador para tratar de hacer algo que frene el avance de las llamas. Cuando parece que la batalla está ganada, el viento reaviva las brasas encendidas y todo vuelve a ser como al principio.

Durante sus más de cuatro siglos de existencia, Nacimiento sabe de reconstrucciones. Sabe lo que es volver a levantarse, lo que significa surgir de nuevo, lo que es tener que partir de cero hasta recuperar la grande.

En la comuna que ha sido más brutalmente castigada por los incendios forestales en la provincia de Biobío de los últimos días, sus habitantes deben tener la certeza que volverán a ser una de las zonas más hermosas y bullentes. Lo vivido – y que aún se combate – ciertamente que ha sido muy duro, profundamente violento.

Pero Nacimiento y sus habitantes, no cabe la menor dura que volverán a muestras de su profunda capacidad resiliencia que los hará ser lo que siempre han sido.

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