Salud mental

Se ha dicho en muchas ocasiones. La emergencia sanitaria por el Covid-19 no solo representó el problema de salud más importante en las últimas décadas a nivel planetario, sino que también dejó al desnudo una situación igualmente preocupante: la salud mental.

La pandemia agudizó o hizo surgir de problemas asociados a la salud mental de las personas, a consecuencia de los encierros obligatorios que propiciaron un aumento significativo del estrés y a las interrupciones de las atenciones médicas para tratar trastornos mentales y neurológicos, especialmente la angustia y la depresión.

El estudio denominado Impacto de la Pandemia por Covid-19 en la Salud Mental de Preescolares y Escolares en Chile, 2021 realizado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), reveló las repercusiones en la dimensión socioemocional de niños y adolescentes. Eso se tradujo en situaciones como aburrimiento (63%), ansiedad y estrés (41%), y molestia y frustración (35%).

Por lo mismo, la conmemoración de un nuevo Día Mundial de la Salud Mental, celebrado cada 10 de octubre, se vuelve fundamental, ya que esta importante fecha, promovida por la Federación Mundial de la Salud Mental y la Organización Mundial de la Salud (OMS), representa un compromiso global para crear conciencia sobre los problemas de salud mental en todo el mundo, a través de la destinación de esfuerzos en apoyo de la salud mental de las personas.

En nuestro país, se estima que cuatro millones de personas necesitan atención en salud mental pero el presupuesto solo permite que apenas unas 800 mil personas reciban el apoyo médico necesario.

Ese antecedente debiera ser razón más que suficiente para que el esfuerzo de la acción pública se enfoque en cómo hacer frente a esa realidad. De hecho, existe un compromiso gubernamental para darle prioridad a esta área de la salud, lo cual debiera reflejarse en fuerte impulso a la inversión dentro del presupuesto de la respectiva cartera ministerial.

Sin embargo, pese a todo lo que se ha dicho sobre la salud mental de la población chilena, el presupuesto en este ítem es de 200 mil millones de pesos para este 2023, en circunstancias que la OMS recomienda que dicho monto deba triplicarse.

Es un imperativo reforzar la atención en la salud primaria en manos de los municipios - para hacer frente a las afecciones más frecuentes y de más rápida resolutividad, como las ansiedades y la depresión, sin descuidar aquellos casos más severos que requieren un apoyo especializado de mayor envergadura, incluida la hospitalización por periodos prolongados.

Como país, estamos al debe en salud mental. El propósito es que el próximo año, cuando se vuelva a celebrar el Día Mundial de la Salud Mental, se haya avanzado de una buena vez en esta materia, antes que sigamos solo mostrando cifras y datos sobre la gravedad de este problema que afecta a una parte importante de la población.