Editorial

Los falsos virales que atentan contra la seguridad

La comunidad frente a estas informaciones, debe recurrir a las fuentes oficiales, que son las policías o los medios de comunicación debidamente inscritos en su provincia, región o país, de tal manera que no se deje amedrentar por quienes, por entretención o sólo por hacer daño, buscan atemorizar a las personas, sin medir las consecuencias que pueden ocurrir.

El día viernes pasado, un verdadero pánico colectivo comenzó a generarse entre los padres y apoderados de la ciudad de Los Ángeles por una supuesta droga con forma de caramelo que estaba siendo suministrada a los menores al interior de los colegios.

El hecho se viralizó a través de la aplicación móvil de Whatsapp y las consultas a los medios no se hicieron esperar. Había padres muy atemorizados. Afortunadamente, tras consultarle a carabineros, se descartó que existan denuncias respecto al tema.

En los últimos años, las redes sociales se han tomado las vías de comunicación a nivel global y prácticamente no existen personas que no tengan a lo menos una de ellas.

Ante este escenario, el flujo de informaciones veraces e irreales no se detienen y ahí es donde la responsabilidad de las personas toma importancia.

No es primera vez que se generan sicosis colectivas producto de falsas informaciones. Años antes del 27F, en el gran Concepción se generó una falsa alerta de tsunami que movilizó a miles de personas a los cerros e incluso personas fallecieron producto del pánico.

Luego, tras el verdadero terremoto las llamadas “turbas” de delincuentes, que saqueaban todo a su paso, eran exageradas por rumores que hacían sentir que el problema no tenía control.

Así, también hace unos meses se generó una información que señalaba que existía agua potable supuestamente contaminada en las redes de Essbio que también resultó ser falsa. En definitiva, la credibilidad de la población en materia de lo que lee en las redes sociales o lo que escucha en la calle, se está transformando en falsas y peligrosas aseveraciones que pueden generar un caos mayor.

Quienes utilizan las redes sociales, deben ser lo suficientemente responsables para emitir este tipo de comentarios que desencadenan problemas y preocupaciones en la comunidad.

Finalmente, la comunidad frente a estas informaciones, debe recurrir a las fuentes oficiales, que son las policías o los medios de comunicación debidamente inscritos en su provincia, región o país, de tal manera que no se deje amedrentar por quienes, por entretención o sólo por hacer daño, buscan atemorizar a las personas, sin medir las consecuencias que pueden ocurrir.