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Una positiva señal para el mundo laboral y económico del Biobío quedó en evidencia en el último boletín publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE): la tasa de ocupación informal alcanzó, durante el trimestre enero-marzo de 2025, la cifra más baja registrada desde 2017, un 25,1%.
La baja representa una disminución de 1,9 puntos porcentuales respecto del mismo periodo del año anterior, lo que consolida una tendencia a la baja sostenida en los últimos dos años, período en que la informalidad alcanzó niveles del 28,0%.
En términos absolutos, el número de personas ocupadas informalmente llegó a 178.916, lo que equivale a una reducción interanual del 6,9%. La caída fue más marcada entre las mujeres, con un descenso del 13,1%, en contraste con el 1,3% registrado entre los hombres.
Al respecto, el seremi de Economía, Fomento y Turismo, Javier Sepúlveda, destacó el avance en la reducción del empleo informal en la región y señaló que ello forma parte de un promedio histórico en la zona.
Asimismo, hizo referencia a que, desde 2017, año en que se comenzó a medir esta variable, la tasa promedio de informalidad laboral en Biobío se mantuvo en 25,8%. Si se excluye el periodo de pandemia, el promedio asciende a 26,7%.
La cifra actual, entonces, no solo está por debajo de ambos promedios, sino que consolida una tendencia positiva para el fortalecimiento del empleo formal en la región.
Con este nuevo resultado, el trimestre enero-marzo de 2025 se posiciona como uno de los más positivos desde que existe este indicador.
De acuerdo con el análisis por actividad económica, los sectores con mayor impacto en esta baja fueron la industria manufacturera (-26,0%) y el comercio (-12,7%).
En contraste, el sector de alojamiento y servicios de comida fue el único con una incidencia positiva significativa, marcando un alza de 13,4%.
El informe también revela que la mayor proporción de ocupación informal se mantiene en el sector de los hogares como empleadores, donde la tasa llegó al 73,5%, lo que muestra una persistente vulnerabilidad en el empleo doméstico.
Por grupo ocupacional, los mayores descensos se observaron en artesanos y operarios de oficios (-18,5%), además de trabajadores de servicios y comercios (-6,1%). No obstante, se reportó un fuerte incremento entre operadores de máquinas y ensambladores (48,6%).
En cuanto a las categorías ocupacionales, los trabajadores por cuenta propia —que concentran el 44,3% del empleo informal— registraron una baja del 14,7% en el período, afectando tanto a mujeres (-19,5%) como a hombres (-10,8%). El descenso más notable se registró en la rama de industria manufacturera, con una caída del 39,3%.
El análisis por nivel educacional muestra que la tasa de informalidad laboral disminuye a medida que aumenta el nivel de estudios. Mientras quienes poseen educación primaria promedian una tasa del 44,6%, aquellos que cuentan con educación universitaria marcan un 14,5%. En todos los niveles, las mujeres presentan tasas de informalidad mayores que los hombres.
El 71,2% de las personas ocupadas informalmente trabajan en unidades económicas de menos de cinco trabajadores, lo que demuestra que la informalidad sigue estando fuertemente asociada a microempresas y emprendimientos personales.
En contraste, en empresas de 200 o más trabajadores, solo el 7,1% de los ocupados se encuentra en situación informal, lo que reafirma la relación directa entre el tamaño de la empresa y la formalidad laboral.
Si bien la caída en la tasa de informalidad es motivo de optimismo, la cifra de más de 178 mil personas en empleos sin acceso a seguridad social y derechos laborales advierte que la problemática persiste y constituye un desafío para las autoridades.
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