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La Tribuna

Realizan primer conversatorio por la defensa del río Biobío y sus afluentes

por Claudia Robles Maragaño

La actividad se desarrolló por iniciativa de un grupo de usuarios de aguas de la cuenca que trabaja en la conformación de la Junta de Vigilancia del río Biobío.

rio biobio /

La Junta de Vigilancia del Río Biobío es una iniciativa que comenzó en 2018, cuando las principales asociaciones de Canalistas -Biobío Negrete, Canal Biobío Norte, Canal Biobío Sur y Canal Duqueco Cuel- comenzaron a convocar a sus usuarios para apoyar esta idea que aspira a mejorar la gestión de la cuenca, detalló el abogado Santiago Acevedo, quien junto a Juan Vallejos, gerente de una de las asociaciones, empezaron a trabajar para definir los lineamientos de la anhelada entidad, que de consolidarse, pasaría a convertirse en la mayor en su tipo, abarcando territorio de las regiones de La Araucanía y del Biobío.

Este 2019 se conformó la mesa público-privada para redactar los estatutos que regirían a esta organización, lo que se tradujo en varias sesiones de trabajo y distintos borradores. Dicho trabajo está próximo a terminar. Sin embargo, la etapa final y más relevante es la actual, que consiste en convocar a la mayoría de los usuarios catastrados para constituir, de manera voluntaria, esta Junta de Vigilancia. 

Es así como recientemente se realizó el primer conversatorio, que contó con una veintena de participantes, quienes conocieron en detalle los beneficios de la organización, junto con aclarar sus inquietudes. 

Hasta ahora se han sumado a la propuesta de las principales asociaciones de regantes las cuatro empresas hidroeléctricas más grandes que operan en la cuenca con derechos de uso no consuntivos. Se trata de ENEL, Colbún, Energía Llaima y Atiaia. Se suman organizaciones con derechos consuntivos de La Araucanía y Biobío, agricultores e industriales.

Hemos alcanzado un consenso con ellos y con el mundo agrícola e industrial. En el fondo, rápidamente se alcanzó un consenso en la necesidad de que esta organización exista y que se constituya para cuidar la cuenca. Preocuparnos no solamente de temas de cantidad de agua, sino que también de calidad, extracciones ilegales, de hacer frente a proyectos como el de carretera hídrica. Cuidar la cuenca. Ese es el gran motivo de fondo de seguir avanzando en este proceso con fuerza.

LOS DESAFÍOS

Acevedo puntualizó que durante este año, junto a un equipo de trabajo liderado por el gerente de la Asociación de Canalistas Biobío Negrete, Juan Vallejos, se definieron aspectos relacionados con las normas de regirán a la proyectada Junta de Vigilancia. Ya tenemos un 99,9 % de consenso. Estamos haciendo los últimos ajustes con base en observaciones preventivas de carácter legal realizadas a través de la DGA y estamos ya con esa tarea lista, dijo en alusión a las reuniones y observaciones planteadas en las jornadas de trabajo con profesionales de la Dirección Regional de Aguas.

O sea, tenemos la voluntad de la mayoría de los derechos de aguas de la cuenca y consensuadas las reglas del juego que nos van a regir. Que exista autonomía de la voluntad. Las partes eligen sus reglas, pero hasta cierto límite porque la ley establece ciertos marcos legales que se han respetado, explicó.

Indicó que existen metas que cumplir para lograr finalmente conformar la Junta de Vigilancia del río Biobío y sus afluentes. Ahora nos queda la última etapa, que es la más desafiante, la más difícil y la más entretenida, que es convocar a la mayoría de los usuarios. Agrupar a una persona que tenga derechos de aprovechamiento por un litro por segundo vale lo mismo que un canal que tenga 40 metros cúbicos por segundo. El agua es pública. Es un bien nacional de uso público, pero la ley concede a los particulares el derecho a aprovechar determinados caudales en determinados puntos cuando se solicita a la DGA, añadió.

ADMINISTRAR Y DISTRIBUIR

Las Juntas de Vigilancia tienen por finalidad administrar y distribuir las aguas con autorización de la Dirección General de Aguas, convirtiéndose en entidades sin fines de lucro, compuestas por los propios usuarios, en este caso de la cuenca del río Biobío, explicó el abogado Santiago Acevedo.

Explicó que cada uno de los usuarios tiene derecho a extraer una cantidad determinada de agua del río considerando distintos factores, como la sequía o la escasez, con reglas y obligaciones definidas por la Junta de Vigilancia, que a su vez responde a lo establecido en el Código de Aguas.

Estamos hablando de un universo de usuarios catastrados de 254 consuntivos y 180 no consuntivos. A todos ellos tenemos que contactar. Estamos en la labor de dar a conocer la importancia de que exista una organización de usuarios que cuide el río en todos sus aspectos, y para eso estamos organizando los conversatorios. Ya desarrollamos el primero el jueves último en Los Ángeles con la posibilidad de que se sumen nuevos usuarios a próximas instancias de diálogo y conversación, comentó el profesional.

El abogado agregó que acá no sólo está en juego la distribución, sino que la calidad, el abastecimiento de agua potable, la sustentabilidad de la cuenca, proyectos que pudieran ponerla en riesgo, valorando la importancia de conformar la junta de vigilancia en colaboración entre el sector público y privado.

Si bien esta es una organización privada, ha sido el Estado, a través de la DGA y la Comisión Nacional de Riego, que ha contribuido a generar esas reglas y que abarquen la sustentabilidad como un todo, expresó. 

Argumentó que resulta primordial organizar una Junta de Vigilancia que tenga tuición sobre toda la cuenca del río. Nuestra aspiración es tener tuición desde el nacimiento del río hasta la desembocadura. Nuestra cuenca considera a gran cantidad de población consumidora de agua potable en la parte baja. Entonces, todo lo que hacemos nosotros como agricultores y todos los usuarios que hay en el río Biobío impactan sobre los usos en la parte baja de la cuenca, comentó.

Puntualizó que en el trabajo que promueven se excluye por normativa legal a la subcuenca del río Laja, que es el tributario más importante del río Biobío, y donde de manera paralela hay un proceso de organización de su propia Junta de Vigilancia.

Ahora nos toca juntarnos a todos, sin distinción. Todos tenemos que reunirnos y formar una mayoría para constituir esta junta de vigilancia de forma voluntaria. El otro es el camino judicial. La subcuenca vecina -la del río Laja- lleva varios años intentando constituirse y la vía judicial aún no los lleva a buen término, dijo.

Confía en que se sumarán nuevos usuarios de la cuenca, independiente del uso que realicen de las aguas del Biobío. Estimamos que la forma para conseguir el resultado es la vía voluntaria, y para eso la ley nos pide algo que es bien difícil: conseguir a la mayoría de los usuarios, pues así tenga muy poca cantidad, vale lo mismo que el grande.  

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