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La Tribuna

Los vínculos del nuevo cardenal Celestino Aós con la Diócesis de Los Ángeles

por Juvenal Rivera Sanhueza

El religioso estuvo en dos temporadas en la Diócesis de Los Ángeles. La primera fue entre 1985 y 1995 como superior de la comunidad capuchina, y la segunda entre 2008 y 2016, cuando fue vicario de la parroquia de San Francisco de Asís en Los Ángeles.

102. padre Celestino Aos /

El sábado último, el arzobispo de Santiago, Celestino Aós, fue investido por el papa Francisco, en una ceremonia presencial, como nuevo cardenal del Vaticano. Con esto, el religioso capuchino nacido en España, en 1945, se convirtió en el octavo príncipe purpurado de la Iglesia católica chilena y el segundo que nombra el pontífice argentino.

Aós se sumó a la lista de cardenales que se inició en 1946 con José María Caro (nombrado por Pío XII), Raúl Silva Henríquez (nombrado por Juan XXIII), Juan Francisco Fresno, Carlos Oviedo Cavada, Jorge Medina, Francisco Javier Errázuriz (los cuatro nombrados por Juan Pablo II) y Ricardo Ezzati (nombrado por el papa Francisco en 2014).

En la trayectoria de este religioso destaca su relación de más de 15 años con la Diócesis de Santa María de Los Ángeles por las dos ocasiones en que fue asignado en la zona.

Radicado de forma definitiva en Chile en 1983 para asumir como vicario parroquial en Longaví (Diócesis de Linares), dos años más tarde tuvo su primer vínculo con el territorio al ser elegido superior de la comunidad capuchina de Los Ángeles, cargo en el que estuvo hasta 1995, cuando asumió la parroquia de San Miguel, en Viña del Mar.

Volvería en 2008, esta vez como vicario en la tradicional parroquia San Francisco de Asís en la Diócesis de Santa María de los Ángeles, participando activamente con la comunidad católica, e incluso, siendo parte de un programa de radio que analizaba la contingencia nacional. En 2014, el Papa Francisco lo nombró obispo de la Diócesis de Copiapó, recibiendo la ordenación episcopal respectiva.

Cinco años más tarde, el 23 de marzo de 2019, fue nombrado administrador apostólico de la sede vacante en la arquidiócesis de Santiago de Chile. El 27 de diciembre de ese mismo año, el papa Francisco lo nombró arzobispo de Santiago de Chile.

El capuchino español es la apuesta del Papa Francisco para la renovación del episcopado en este país, tras la grave crisis abierta por los abusos en el seno del clero chileno y el encubrimiento por parte de sus obispos.

Además, el nuevo cardenal, al tener menos de 80 años, está facultado para votar por un nuevo pontífice en el caso de que se produzca la vacante en el puesto en el Colegio Cardenalicio.

NUEVOS CARDENALES

Pese a que se sospechó que la ceremonia no iba a llevarse a cabo de manera presencial por los altos índices de contagio de Covid-19 en Europa, el papa Francisco nombró a 13 nuevos cardenales, nueve de los cuales podrán participar en un cónclave, en una celebración con solo un centenar de fieles distanciados debido a la pandemia.

Además de Aós, Francisco también premió a México nombrando al obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel, quien no podrá participar en un cónclave al haber superado los 80 años.

Pero con esta nueva púrpura, México volverá a tener a siete cardenales tras el fallecimiento el 19 de agosto de 2019 de Sergio Obesa Rivera, obispo de Veracruz.

Entre los nueve que serán creados cardenales y menores de 80 años se encuentran los dos nuevos miembros de la Curia, algo que es habitual tras su nombramiento: el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el arzobispo italiano Marcello Semeraro, que sustituye al defenestrado por el papa, Angelo Becciu, y el nuevo secretario general del Sínodo de los Obispos, el maltés Mario Grech.

También serán erigidos cardenales el arzobispo de Kigali, en Ruanda, Antoine Kambnada, que se convertirá así en el primer príncipe de la Iglesia de este país tan golpeado por las guerras y la hambruna, y los italianos, el arzobispo de Siena (Italia), Paolo Giudice, y al custodio del convento de Asís, Mauro Gambetti.

Entre los mayores de 80 años, el ex nuncio y observador del Vaticano en la Naciones Unidas, Silvano Tomasi; el predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, y el ex director de Caritas de Roma y párroco del santuario del Divino Amore, de Roma, Enrico Feroci.

En tanto, el arzobispo de Washington, Wilton Gregory, originario del South Side de Chicago, se convirtió en el primer purpurado afroamericano de la historia de la Iglesia.

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