Agricultor cuenta las horas por fallo judicial que le permitiría cobrar Kino por $2 mil 400 millones

Javier Zapata dice que no está muy ansioso. "Que sea lo que Dios quiera", lo repite como un mantra en más de una ocasión durante la conversación. "Harta paciencia he tenido. Ya son más de seis años de espera", añade.

Y no es para menos. Fue en mayo de 2018 cuando presentó una demanda en el Tercer Juzgado Civil de Concepción en contra de la Lotería de Concepción para exigir el pago del premio mayor del Kino jugado el 4 de marzo de este año. ¿El premio? Más de 2 mil 400 millones de pesos. Ese monto, reajustado solo por el incremento en el costo de la vida (el IPD) en estos seis años, se acerca a los 3 mil millones de pesos. Pero no es todo. También Javier Zapata reclama otros mil 200 millones de pesos por daño moral. Sumando todo, la cifra se encumbra sobre los 4 mil millones de pesos (algo más de 8 millones de dólares).

Desde el 2018 que este agricultor que vive en el sector de Alto Las Viñas, al poniente de la ciudad de Los Ángeles, reclama que él es el legítimo ganador de ese soñado premio.

El problema es que el boleto que reclama como ganador se le estropeó, razón entregada por la Lotería de Concepción, responsable del Kino, para no pagar.

UNA HISTORIA INCREÍBLE

De acuerdo a su testimonio, la historia no pudo ser más desafortunada. Él y su hija mayor jugaron una combinación de números en la agencia de apuestas que está en el paseo Ronald Ramm, en pleno centro de la ciudad. De vuelta en su hogar, Zapata limpiaba el cañón de una estufa cuando un montón de hollín cayó sobre sus ojos. Casi ciego, tomó lo primero que tuvo a mano para limpiarse. Y eso fue, según él, el boleto del Kino.

Arrugado y sucio, el ticket terminó en la basura. Más encima, unos perros rompieron las bolsas y diseminaron su contenido. Como si fuera poco, en esos días llovió.

Todo mal. El cartón terminó bastante averiado. El problema es que Javier Zapata supo dos semanas después que era el ganador del premio mayor, salvo por el detalle del boleto estaba estropeado, sin que se leyera el código de barras que certifica los números jugados en el sorteo.

Cuando dos semanas después del lanzamiento del premio, volvió a la agencia del paseo Ronald Ramm para jugar la misma combinación de números. Ahí le dijeron que coincidía con la serie ganadora. "Cuando me dijeron que el ganador, como que quede ‘plop’. Uno nunca cree que se puede ganar uno un premio así", recuerda.

Con el boleto averiado, fue a la Lotería de Concepción a cobrar el  premio. Ese sería el preámbulo de una batalla judicial que lleva seis años, que se atizó cuando otra persona, un guardia de seguridad, apareció con un boleta reclamando ser el ganador del fantástico premio.

Pero Zapata dice que en estos años, el cartón ha sido periciado en tres ocasiones. En todos los peritajes, según sus palabras, se ha demostrado que no ha habido intervención alguna: "No hubo manipulación. Es el cartón ganador". También se corroboró que él jugó el boleto en el horario en que se acreditó la apuesta.

Para Javier Zapata, tan importante como el dinero, cuenta que decidió perseverar para dejar claro a todos que él no es un estafador. "Hubo mucha gente que dijo que era un pillo, un sinvergüenza, un estafador. Eso quiere que quede claro. Más allá de que se haya deteriorado, ese es el número ganador".

Explica que "ahora estamos en la etapa final que cuando se dicta sentencia. El 6 de mayo vencía el plazo para el tribunal dictara el fallo. En cualquier momento puede salir". "Ahora hay que dejárselo a las manos de Dios si voy a tener el premio o no", añade.

-¿Qué espera?

Espero que sea lo que determine la justicia, nada más, pero que sea un fallo justo y así salir de toda esta espera tan larga.

-¿Tranquilo?

Estoy tranquilo, voy a salir con la frente en alto, siempre he estado diciendo la verdad. Nunca fue que me pasara de listo.

Hay que estar con confianza y fe en que uno hizo todo lo que se pudo hacer. Para enfrentar a la justicia, hay que tener corazón y convicción que esto es justo y que uno siempre estuvo diciendo la verdad.

-¿Se ha imaginado recibiendo el premio?

Si recibo el premio, seguiré haciendo mi vida normal. Bueno, no va a ser tan normal porque si me pago del premio, lo primero que quiero hacer es comprarme un campo para seguir trabajando y dar trabajo. Soy agricultor y eso es lo que yo quiero.