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La Tribuna

Expertos recomiendan incluir tests no invasivos

por Sebastián Díaz

En Chile, su detección se realiza mayoritariamente durante la realización de una endoscopía digestiva alta indicada por síntomas digestivos.

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En atención a las listas de espera generalizadas en el país para endoscopías digestiva alta, la Sociedad Chilena de Gastroenterología (SCHGE) recomendó a la autoridad de Salud, incorporar tests alternativos para tomar muestras en deposiciones y saliva, para detectar la presencia de la bacteria Helicobacter pylori, considerada antesala del desarrollo de cáncer gástrico.

El Helicobacter pylori es una bacteria que coloniza en forma casi exclusiva la superficie apical del epitelio gástrico, desencadenando una respuesta inflamatoria local (gastritis) y en algunas personas esta bacteria produce el desarrollo de úlcera péptica (gástrica o duodenal). En Chile, su detección  se realiza mayoritariamente durante la realización de una endoscopía digestiva alta  indicada por síntomas digestivos.

Según el médico Arnoldo Riquelme, presidente de la Sociedad Chilena de Gastroenterología (SCHGE), la organización científica ha recomendado incluir en la canasta GES, en el protocolo previo a la endoscopía, la incorporación de tests no invasivos para la detección de la bacteria, de modo tal que solo quienes requieran este procedimiento más invasivo y costoso, califiquen para su realización.

“Existen métodos más sencillos para el diagnóstico, como es la detección de un antígeno del helicobacter en las deposiciones o hacer un test de aire espirado. El riesgo para el paciente que no se trata el Helicobacter pylori es desarrollar una úlcera en el estómago o en el duodeno, experimentar hemorragia digestiva y, en el largo plazo, un mayor riesgo de contraer cáncer gástrico”, añadió.

ÍNDICES DE UNA REALIDAD NACIONAL

La infección por esta bacteria es muy frecuente, entre 1996 y 2003, se hicieron los primeros estudios poblacionales y en un 78% de la población se confirmó esta infección, y se estima que desde 2010, bordearía el 50%. “Nuestra impresión es que su prevalencia ha disminuido en la población infantil pediátrica y en pacientes de estrato socioeconómico alto, por condiciones de higiene ambiental”, señala Riquelme.

Desde la perspectiva del Estado, el Helicobacter pylori es el problema de salud número 80, tiene una garantía GES que implica diagnóstico y tratamiento. El vocero de la SCHGE añade que “El tratamiento por las guías clínicas está enfocado a la úlcera péptica, pero en el último tiempo hemos visto que aparecen varias indicaciones de la erradicación de esta infección que no están solamente relacionadas con la úlcera, que es la indicación clásica. También está el tratamiento de esta infección para molestias digestivas, una enfermedad que se llama dispepsia, que es bastante frecuente y se asocia a malestar en la boca del estómago”.

Los tests alternativos están disponibles en su mayoría en el sector privado, aunque existe una muy buena experiencia en el sistema público, en el Hospital de Villarrica y en el Hospital Padre Hurtado, donde se realiza el antígeno en deposiciones con una técnica que se llama “testear y tratar”, reservando la endoscopía sólo a los pacientes que continúan con los síntomas o que tenían alguna indicación de hacerse la endoscopía por riesgo de úlcera o cáncer. Riquelme asegura que esta estrategia ayudó en 2 años a reducir significativamente la lista de espera de la endoscopía. Asimismo, en el Hospital de Curanilahue, se ha probado el test de aire espirado, que busca certificar la erradicación de la bacteria después del tratamiento, en pacientes inicialmente diagnosticados por vía endoscópica.

Chile figura entre los países latinoamericanos con mayor tasa de infección por Helicobacter pylori y entre los 5 países que tienen mayor riesgo de cáncer gástrico, entre ellos: Costa Rica, Colombia y Perú. Desde el punto de vista de la estrategia epidemiológica, la SCHGE promueve ampliar y diversificar  los sistemas de detección y acceso al tratamiento; también establecer esquemas de tratamiento más efectivos que los actuales, dada la información reciente de la resistencia a la claritromicina (20 al 22%); y finalmente, mejorar la vigilancia y el seguimiento de los pacientes tratados.

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