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La Tribuna

Miles de fieles ratificaron el legado de monseñor Miguel Caviedes en una histórica despedida en Los Ángeles

por Nicolás Maureira

El obispo emérito recibió su último adiós este sábado con una masiva concurrencia que desbordó la Catedral de la capital provincial previo a su entierro bajo el altar central.

Instante del rito final de despedida en la Catedral de Los Ángeles, con el féretro de monseñor Miguel Caviedes Medina ubicado frente al altar central y el presbiterio reunido. / Diócesis Santa María de Los Ángeles

Con una alta convocatoria y un clima de recogimiento, la Catedral de Los Ángeles acogió el sábado 27 de diciembre, a las 19:00 horas, la misa de exequias de Miguel Caviedes Medina, obispo emérito de la capital provincial fallecido en la madrugada del viernes en la ciudad de Rancagua.

Fieles provenientes de distintas comunas de la provincia de Biobío y de otras zonas del país colmaron el principal templo diocesano para el último adiós a quien ejerció su ministerio episcopal por más de una década.

La eucaristía fue presidida por el obispo de la Diócesis Santa María de los Ángeles, Cristián Castro Toovey, y concelebrada por el cardenal Celestino Aós Braco y el obispo emérito, Felipe Bacarreza Rodríguez.

A ellos se sumaron numerosos sacerdotes, diáconos y acólitos, en una expresión de comunión del presbiterio en torno a la memoria agradecida del obispo emérito. Entre los celebrantes estuvo también el padre Fernando Caviedes, sobrino del fallecido.

La participación masiva dio cuenta del impacto de la figura pastoral de monseñor Caviedes en comunidades urbanas y rurales, así como de su cercanía con los distintos estamentos de la vida eclesial.

Durante el rito, la liturgia avanzó con solemnidad y sobriedad, acompañada por signos propios del tiempo litúrgico y del carácter exequial de la celebración.

UN ADIÓS QUE COMENZÓ EN CAMINO

Las expresiones de despedida se iniciaron el viernes 26 de diciembre con la llegada de la carroza fúnebre hasta la Capilla Nuestra Señora del Salto, donde se realizó un responso presidido por el vicario general de la diócesis, Ramón Henríquez. En ese momento, fieles y cercanos acompañaron en silencio y oración el traslado, junto a un grupo de laicas consagradas que asistieron a monseñor Caviedes hasta sus últimos días.

Posteriormente, el féretro fue llevado a la Catedral de Los Ángeles para la misa de recepción, presidida por el obispo de Villarrica, Francisco Stegmeier. En su homilía, el prelado situó la partida del obispo emérito en el contexto litúrgico de la Navidad y de la memoria de San Esteban, primer mártir de la Iglesia.

En ese mensaje, se destacó la vida coherente de monseñor Caviedes, su adhesión al Evangelio y su marcado énfasis en la centralidad de la eucaristía como fuente de la vida cristiana. Asimismo, se recordó su estilo de enseñanza clara y su insistencia en la fidelidad bautismal, aspectos que marcaron su servicio episcopal.

Jornada del sábado: celebraciones desde primeras horas hasta las 16:00 permitieron expresión de gratitud

Durante la jornada del sábado, la Catedral fue escenario de diversas celebraciones eucarísticas desde las primeras horas. Comunidades, movimientos y grupos pastorales participaron hasta las 16:00 horas, lo que permitió que un amplio número de personas expresara su cercanía y gratitud por la vida y el ministerio del obispo emérito.

HOMILÍA Y LEGADO

La homilía central de la misa de exequias estuvo a cargo del padre Ramón Henríquez, quien subrayó el lema episcopal de monseñor Caviedes: "Que sean uno, para que el mundo crea". La frase constituye una síntesis de una vida orientada a la comunión y al servicio.

En la reflexión se le recordó como un pastor cercano, de trato sencillo, con especial preocupación por las comunidades rurales y por la unidad entre parroquias, movimientos y agentes pastorales.

El sacerdote evocó también su estilo de liderazgo, caracterizado por la confianza, el sentido del humor y la invitación constante a vivir el ministerio con serenidad y entendiendo la labor pastoral como obra que pertenece a Dios. Asimismo, se mencionó su preocupación por fortalecer la vida diocesana en sintonía con las orientaciones de la Iglesia.

Sepultura en la Catedral

Concluida la eucaristía, se realizó una procesión alrededor de la Plaza de Armas de Los Ángeles, gesto simbólico de despedida de la ciudad que monseñor Caviedes acompañó pastoralmente. El cortejo regresó luego a la Catedral, donde se efectuó la sepultura en la cripta ubicada bajo el altar central, lo que cumplió un deseo expresado por el propio obispo en vida.

El féretro fue depositado por sacerdotes de la diócesis en una breve y emotiva ceremonia, quedando el lugar dispuesto para la oración de quienes, en el futuro, deseen recordar y agradecer su ministerio.

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