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Los testimonios de padres y alumnos —quienes pidieron mantener el anonimato por temor a represalias— revelan que la situación ha derivado en traslados de urgencia a centros asistenciales producto de las golpizas, lesiones como derrames oculares, agresiones físicas y amenazas que se repiten con frecuencia. En un solo día se registraron dos episodios de violencia que, asegura, fueron de alta gravedad.
Una estudiante afectada asegura que estos hechos han dejado secuelas físicas y emocionales importantes en sus compañeros, y reveló que algunos directamente evitan asistir a clases por miedo a convertirse nuevamente en blanco de amenazas o agresiones.
La Tribuna tuvo acceso a registros de un grupo interno de apoderados, donde se documenta que varios alumnos han pasado por situaciones similares durante los últimos meses. Sin embargo, las causas del acoso no están claras.
Una apoderada señaló que su hijo es recién llegado al colegio y lleva menos de seis meses en el establecimiento, pero aun así ha sido blanco de fuertes amedrentamientos por parte de otros estudiantes.
"No puede ser que ellos no quieran ir al colegio por miedo a que les puedan pegar", criticó una tercera madre.
Los testimonios apuntan a una falta de acción efectiva por parte de las autoridades escolares. Según los denunciantes, la directiva del colegio no ha tomado medidas suficientes para frenar los hechos de violencia y tampoco ha informado oportunamente a los apoderados, quienes se enteran a través de sus hijos.
Relatan que los agresores son suspendidos y luego devueltos a clases, lo que genera en las víctimas una sensación de desamparo y abandono frente al ambiente hostil que viven a diario.
Los apoderados expresan además preocupación por la falta de atención inmediata ante las emergencias. Uno relató que su hijo, tras sufrir graves agresiones, esperó más de una hora y media para recibir atención, sin que el establecimiento gestionara su traslado oportuno a un centro de salud.
La Tribuna se puso en contacto con la Fundación Servicio Evangélico para el Desarrollo (Sepade), entidad sostenedora del colegio, quienes manifestaron sorpresa tras tomar conocimiento de las denuncias realizadas por los apoderados.
Desde la entidad reconocieron tener antecedentes de una riña grave entre dos estudiantes ocurrida el pasado lunes, correspondiente a una violenta pelea entre mujeres, donde una de ellas tuvo que ser trasladada de urgencia al Hospital de Santa Bárbara con diagnóstico de crisis de pánico. Frente a ese hecho, aseguraron que el colegio actuó conforme a los protocolos establecidos en el reglamento de convivencia escolar.
La fundación enfatizó que no han tomado conocimiento de que este tipo de hechos estén ocurriendo de manera sistemática dentro del establecimiento. Destacaron que el colegio cuenta con un equipo de trabajo sólido, que incluye un encargado de convivencia escolar con años de experiencia, y que ha sido reconocido en la provincia de Biobío por sus resultados socioemocionales en el Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (Simce).
"Nuestros establecimientos han sido destacados por la manera en que se trabaja la convivencia escolar, por cómo se enseña y se vive el trato entre los estudiantes", agregaron.
Finalmente, Sepade reconoció que, si bien es imposible asegurar que nunca ocurran peleas dentro de un colegio, se trabaja intensamente para prevenirlas y abordarlas con rigor.
"Vamos a seguir trabajando para que estos hechos no se repitan, y reforzaremos nuestro compromiso de mantener la seguridad y la convivencia dentro del establecimiento", concluyeron.
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