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Una familia sencilla, acostumbrada a levantarse temprano para ordeñar sus vacas, vender leche y resolver el día a día como se pueda. Nunca imaginaron que su historia daría la vuelta al mundo, y menos aún que terminaría siendo parte del catálogo de Netflix.
La narrativa de la pieza "Millonario", en un comienzo, retrata los hechos previos a que Javier se transformara en el flamante ganador de un premio que, siete años después, aún no ha podido cobrar. Cuando su vida giraba en torno al trabajo del campo, ordeñando vacas y cortando leña para la calefacción, todo parecía rutinario, pero suficiente para sostener a su familia.
En el documental se muestra cómo Javier, en lugar de privilegiar los fines de semana en familia, prefería las apuestas, las carreras de caballos, las fiestas con sus amigos y el empeño en mejorar el desempeño de "Milagro", su caballo favorito.
Blanca, por su parte, creyente y religiosa desde siempre, suele ir acompañada de su hija a la iglesia, instancia de la que Javier se resta.
Sin embargo, a pesar de esas ausencias, su esposa Blanca destaca con firmeza: "Siempre me apoya, me ayuda y nunca me deja sola".
Aun así, ha sido reconocida tanto por los directores del documental como por los medios de comunicación por su naturalidad frente a las cámaras.
Con sencillez, expone la realidad de muchas mujeres campesinas: "Yo, a los 8 años, no jugaba a las muñecas ni a la casita; a esa edad ya me dejaban como ama de casa, ya que tenía que cuidar de mis hermanos".
Queda explícito en la historia el esfuerzo compartido de Javier y Blanca por darle un futuro distinto a su hija, con más oportunidades y menos limitaciones, "para llegar a ser alguien en la vida".
En conversación con Diario La Tribuna, Blanca confiesa que interpretar su propio papel y revivir escenas del pasado fue muy significativo: "Para mí fue una experiencia muy bonita, igual de emocionante, porque uno representa todo lo que vive el campesino".
Los realizadores la describieron así: "Ella se metía en las escenas, lloraba, cantaba y rezaba. Tenía una naturalidad increíble".
Sin proponérselo, Blanca se transformó en actriz de su propia historia, mientras Javier seguía siendo el mismo: campesino, tranquilo y terco en su verdad.
Blanca recuerda que Javier comenzó a buscarla con llamadas telefónicas mientras ella atravesaba una difícil relación con su exmarido. "Javier llamaba, pero cada vez que yo contestaba él no decía nada", relata, entre risas.
La noticia del supuesto premio millonario recorrió todos los noticieros y matinales del país, lo que convirtió a Javier en prácticamente una celebridad. Pasó de ser un campesino anónimo de la ruralidad angelina a estar en las portadas nacionales.
Pero la opinión pública se dividió. "Uno pensaba que era pura alegría, pero terminó siendo todo lo contrario: abogados, juicios, entrevistas y la gente opinando de uno sin saber nada", recuerda Javier en conversación con Diario La Tribuna.
El documental no solo mostró el boleto perdido y la frustración de no poder cobrarlo, sino también algo más profundo: cómo una familia entera se sostuvo en la fe, la paciencia y la esperanza de limpiar su nombre tras las incontables acusaciones de la gente y la denuncia ingresada por Lotería en su contra, por el delito de estafa.
Tras todo el revuelo mediático, las dificultades en la vida de Javier continuaron. Tuvo un accidente laboral que lo dejó inhabilitado para trabajar en el campo, perdió a su madre y se acumularon las cuentas y gastos, todo mientras los litigios para obtener el premio aún estaban en curso.
Hoy, con "Millonario" disponible en más de 190 países, la historia de los Zapata se ve en pantallas desde México hasta Inglaterra. Sin embargo, en su casa de Los Ángeles, la vida sigue casi igual: levantarse temprano, trabajar la tierra, la leche, compartir con los amigos y esperar a lo que diga la justicia.
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