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"Me quedé con lo puesto": incendio consume cuatro viviendas en Villa Las Américas

por María José Villagran Barra

El siniestro se habría originado por un cortocircuito en una instalación eléctrica deficiente del pasaje Los Guaraníes. Bomberos controló las llamas pasadas las 23:40 horas del domingo, pero las familias perdieron décadas de esfuerzo en minutos.

Incendio de Villa Las Américas. / La Tribuna

Tres casas resultaron destruidas completamente y una cuarta sufrió daños de consideración a raíz de un incendio registrado en el sector sur de Los Ángeles. Aunque no se reportaron lesionados, Manuel López y Cecilia Mora quedaron sin hogar ni pertenencias, y ahora duermen a la intemperie cuidando lo poco que queda de sus terrenos.

El siniestro no solo trajo consigo pérdidas materiales, sino que dejó una sensación de angustia e incertidumbre entre quienes lo perdieron todo. La tragedia dejó profundas secuelas emocionales y materiales.

López todavía no puede explicarse cómo comenzó todo. El domingo, tras compartir con su hija, quedó solo en casa.

Ese día, "prendimos carbón, pero ya no había fuego cuando me senté a ver una película en el teléfono", relató el afectado. Lo siguiente fue una sucesión de señales de advertencia: luces que titilaban, un cortocircuito en una pieza trasera, y en cuestión de minutos, las llamas.

Según su testimonio, la instalación eléctrica de su vivienda —de más de 36 años— ya había sido señalada como deficiente por la compañía de electricidad, pero nunca se ejecutaron los arreglos necesarios. La noche terminó con su casa reducida a escombros.

"Me quedé con lo puesto. No tengo nada", contó. A pesar del impacto, no ha abandonado el terreno donde se emplazaba su casa. "Me quedé aquí. No he dormido nada. Uno nunca sabe quién puede aprovecharse en estas situaciones", añadió López.

LA EMERGENCIA

La situación se reportó pasadas las 21:00 horas del domingo. El fuego inició al interior de la vivienda de López, ubicada en el pasaje Los Guaraníes, a la altura del número 900, entre las calles Los Omaguacas y Bogotá.

La rápida propagación obligó a un doble llamado al Cuerpo de Bomberos de Los Ángeles, quienes desplegaron varias unidades para evitar que el fuego alcanzara más viviendas.

A las 23:40 horas, la institución confirmó que un total de cuatro casas resultaron afectadas. Por fortuna, no hubo lesionados.

A esa hora, cuando las llamas eran contenidas, ya se comenzaban a vivir momentos de desesperación entre los vecinos que perdieron todo.

Cecilia Mora, vecina de López, también fue una de las damnificadas. Esa noche estaba acompañada de su hija, su yerno, su nieto y un vecino. "Estábamos cocinando, tranquilos. Pensé que venían a comprar leña cuando me dijeron que saliera porque había un incendio", relató la afectada.

Alcanzaron a salir todos, pero no pudieron salvar sus cosas.

"Todo se perdió. Lo poco que quedó, se mojó: cocina, camas, frazadas, nada quedó utilizable", relató mientras señalaba el interior de su vivienda completamente arrasada.

"Gracias a Dios tenemos salud, porque eso es lo más importante. Pero cuesta asumir esto", añadió Mora.

Con su hijo estudiando fuera, Cecilia había recibido con alegría la visita de su hija. "Me vino a acompañar unos días. Fue una bendición tenerla conmigo en ese momento. Si no, no sé qué habría pasado", explicó.

Aunque intenta mantenerse firme, la emoción la desborda por momentos. "Es duro. Uno trabaja tanto para tener un poco de comodidad, y en segundos todo desaparece", agregó.

LA INCERTIDUMBRE DEL DÍA DESPUÉS

Con las casas reducidas prácticamente a escombros y muchas pertenencias dañadas por el agua usada para extinguir el incendio, ahora los afectados enfrentan otro desafío: la espera por ayuda.

Mientras que López relató que el municipio se comprometió a enviar una batea para retirar escombros, Mora planteó la posibilidad de acceder a una mediagua.

"No quise dejar el terreno solo. Hay que cuidar lo poco que queda", expresó Cecilia, mientras señala un rincón donde improvisaron un refugio.

Mientras Cecilia lleva cerca de 30 años viviendo en el sector, López lo hace desde los años 90. A ambos les cuesta dejar lo que, con esfuerzo, lograron levantar y que, de un momento a otro, quedó reducido a nada.

"Vivo aquí desde los años 90, solo con mi hijo. Trabajo en la feria o haciendo pololitos", relató López. Ahora, entre la pérdida de su casa y sus herramientas de trabajo, su futuro laboral también quedó comprometido.

Cecilia, por su parte, relató que "es normal que haya emociones, pero hay que unirnos, no dividirnos".

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