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La Tribuna

Estudio de Faro UDD alerta sobre baja natalidad y consecuencias para la economía chilena

por María José Villagran Barra

La región del Biobío registró una fuerte caída en su tasa de nacimientos entre 2017 y 2024, pasando de 11,7 a 7,3 por cada mil habitantes. El fenómeno, que también afecta al resto del país, podría generar impactos estructurales en el sistema de pensiones, el mercado laboral, el consumo y los ingresos fiscales.

Con 1,11 hijos por mujer, la región del Biobío se posiciona entre las zonas con menor tasa de natalidad del país. / Freepik

Entre 2017 y 2024, Chile experimentó una serie de transformaciones relevantes en sus dinámicas familiares y demográficas, que reflejan cambios culturales profundos y nuevos desafíos económicos. Así lo advierte el más reciente Boletín Regional del Núcleo de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad del Desarrollo (Faro UDD), titulado "Estadísticas Vitales en la Región del Biobío: La evolución de la concepción de familia y su impacto en la economía local".

El estudio examina tendencias en aspectos como el matrimonio, el número de Acuerdos de Unión Civil (AUC) y la natalidad, y concluye que estas modificaciones generarán impactos tanto en la estructura familiar como en dimensiones claves del desarrollo económico regional y nacional.

VÍNCULOS Y NATALIDAD

Uno de los hallazgos más significativos es el crecimiento sostenido de los AUC, que aumentaron en un 171% a nivel nacional y en un 100% en la región del Biobío. Aunque el matrimonio sigue siendo la forma más común de formalizar una relación, este tipo de unión ofrece una alternativa más flexible, especialmente en términos de disolución.

Entre personas de distinto sexo, los AUC lideraron el crecimiento, con un alza del 195% en el país y del 132% en el Biobío. Por su parte, los acuerdos civiles entre hombres y entre mujeres aumentaron en un 22% y un 24%, respectivamente.

El descenso de los nacimientos es uno de los fenómenos más alarmantes identificados por el estudio. En 2017, la tasa de nacidos vivos en la región era de 11,7 por cada mil habitantes, mientras que la cifra para 2024 fue de 7,3, repitiendo el promedio nacional.

A nivel país, además, el promedio de hijos por mujer pasó de 2,39 en 1992 a 1,12 en 2024. En el Biobío, esta cifra es aún menor en la última medición: 1,11. Este valor, aseguran los especialistas, estaría muy por debajo de la tasa de reemplazo, que exige al menos 2,1 hijos por mujer para mantener una población estable.

PENSIONES, TRABAJO Y RECAUDACIÓN

La economista y académica de Faro UDD, Viviana Vejar, advirtió que la baja natalidad "tiene repercusiones económicas significativas", que ya se reflejan en el Índice de Dependencia (IDD), que mide la carga de la población inactiva sobre la activa.

Gracias al aumento de la participación laboral femenina, que subió de un 43% en 2007 a 52% en 2023, el IDD mostró una mejora sostenida hasta 2017. No obstante, el panorama cambió: en 2024 el índice comenzó a incrementar, debido a una proyección de menor disponibilidad de fuerza laboral futura, afectando directamente la sostenibilidad económica del país.

Este fenómeno, reflexionan los especialistas del núcleo, tiene incidencia directa en los sistemas previsionales. "En países con sistemas de reparto,  este escenario podría llevar a una presión creciente sobre los fondos públicos", señaló Vejar, añadiendo que varios países han transitado hacia modelos mixtos que integran ahorro privado.

En el caso de Chile, "si está pensando en un sistema así, debería tener en cuenta la baja tasa de natalidad, dada la experiencia de los países desarrollados", detalló la profesional investigadora de Faro UDD.

También se observan efectos en el mercado inmobiliario: ante la baja natalidad y el menor interés por la herencia, más personas optan por arrendar en lugar de adquirir bienes raíces. Esto, a su vez, impacta la recaudación fiscal asociada a la propiedad privada.

En términos generales, una población envejecida implica una menor base de contribuyentes activos. Esto reduce ingresos por impuestos sobre el consumo y la renta, en un país donde el IVA representa alrededor del 50% de la recaudación tributaria.

MEDIDAS DE MITIGACIÓN

 La baja natalidad, explican desde Faro UDD, no puede abordarse exclusivamente con incentivos económicos directos. "El desafío de promover la natalidad no se resuelve con medidas superficiales", enfatiza Vejar.

En cambio, propone como líneas de acción la mejora de la productividad laboral, una mayor automatización y políticas migratorias que permitan atraer mano de obra calificada.

El informe concluye que los países con baja natalidad deben afrontar decisiones estructurales complejas, reformulando sus modelos económicos en función de una realidad poblacional que cambia rápidamente.

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