Crónica Ciudadana

Emotiva velatón reavivó la memoria en la Plaza de los Mártires de Antuco

Pese al frío y al viento, las familias se reunieron para rendir un conmovedor homenaje a sus seres queridos a 20 años de su partida.

Emotiva velatón de Mártires de Antico, La Tribuna
Emotiva velatón de Mártires de Antico / FUENTE: La Tribuna

La noche del sábado 17 de mayo, bajo la noche fría de Los Ángeles y un viento persistente que traspasaba los abrigos de los asistentes, familiares y cercanos de las víctimas de la Tragedia de Antuco se reunieron, como cada año, para rendir homenaje a los 44 jóvenes conscriptos y al suboficial que perdieron la vida hace exactamente 20 años en las alturas de la cordillera.

Una vez más, el anfiteatro de la plaza Monumento Mártires de Antuco tomó un sentido particular y significativo. 
En su extensión, se encendieron 45 velas alineadas cuidadosamente, una por cada uno de los caídos.

Una memoria que se resiste al olvido

La velatón fue organizada por la Asociación de Familiares de las Víctimas de la Tragedia de Antuco, y se enmarcó en las actividades oficiales del aniversario de la comuna de Los Ángeles. 
A pesar del frío, cerca de 80 personas asistieron al encuentro.

Muchos de ellos llegaron con fotografías, recuerdos y palabras no dichas, encontrándose año tras año en ese mismo espacio para compartir el dolor, pero también la esperanza de justicia y memoria.

"El propósito ha sido siempre el mismo durante estos veinte años: mantener en la memoria y rendir tributo a las almas que se fueron. Nuestra obligación es estar aquí", señaló Angélica Monares, presidenta de la asociación, quien perdió a uno de sus familiares aquel día.

A pocos pasos del escenario principal, el mural con cada uno de los nombres de los participantes de esa expedición, parecía cobrar vida al posar sus imágenes enmarcadas a la luz de las velas. 
Varias familias se agrupaban frente a ellos, conversando entre sí como si los jóvenes aún estuvieran presentes, como si la muerte no hubiera interrumpido el curso de esas vidas.

"Cuando el muerto no es propio, no duele igual"

Las palabras de Monares resonaron con fuerza en medio de la ceremonia. Con una mezcla de firmeza y dolor, señaló la responsabilidad del Ejército en lo ocurrido:

"Esta no fue una batalla. No estaban cumpliendo una misión inevitable. Fue una orden mal dada, una irresponsabilidad absoluta, un abuso de poder. Frente a eso, nos hemos rebelado y nos mantendremos indicando que esto no puede volver a pasar nunca más".

La dirigente también hizo una dura reflexión sobre la indiferencia social que se instala con el paso del tiempo:

"El frío merma la asistencia, sí, pero también pasa que cuando el muerto no es propio, no duele igual. Las personas que quieran acompañarnos, siempre serán bienvenidas, porque lo que no le pasó a uno hoy, le puede pasar mañana".

Consciente de la necesidad de mantener viva la memoria, Monares explicó que cada año se seguirán organizando estas velatones y tributos, mientras las fuerzas lo permitan. 
"Mientras el cuerpo aguante, esta será nuestra misión. No vamos a permitir que sus nombres caigan en el olvido".

En conversación con Juana Burgos, madre de José Luís Burgos, reflejó como el recuerdo de su hijo, a pesar de los 20 años transcurridos, sigue latente día a día en la cotidianidad de su hogar y de su vida: "Nosotros, como familia, a pesar de todos estos años, el lugar de él siempre permanece en la casa. Somos cinco, pero en cada almuerzo, en cada once, siempre hay seis puestos en la mesa."

"A pesar de todo, sabemos que ellos ya han partido, pero en nuestro corazón siguen presentes. Confiamos en Dios y esperamos que algún día podamos abrazarnos nuevamente junto a Él.", sentenció.

"A veces hay que poner sal en la herida para que deje de doler"

Una de las frases más conmovedoras pronunciadas por Angélica Monares durante su conversación con La Tribuna fue una que, aunque dolorosa, explica con claridad el sentido de estas conmemoraciones:

"A veces hay que poner sal en la herida para que deje de doler. El tiempo ha vuelto a la sociedad un poco indolente. Cuando ocurre algo, se lamenta unos días, pero luego se olvida. Por eso nosotros insistimos, por eso tomamos espacios públicos, para que lo que nos duele, también pueda dolerle a otros y así logren comprender lo que es perder a un hijo".

Las palabras, la música folclórica que sonó desde los parlantes, las velas que una y otra vez fueron encendidas pese al viento y la presencia de quienes aún buscan justicia, tejieron un ambiente de recogimiento y fuerza.

Una herida que no cierra, una lucha que no cesa

Han pasado veinte años desde que 45 jóvenes partieron de la Escuela de Montaña de Los Ángeles a un ejercicio militar en medio de una tormenta de nieve que ya se anunciaba letal. 

Ninguno de ellos volvió con vida. 


A dos décadas de aquel suceso que marcó a la comunidad militar y civil de la zona, sus familias siguen esperando respuestas profundas y acciones que eviten que algo así se repita.

La velatón no solo fue un acto de homenaje: fue también un grito silencioso contra el olvido y una advertencia a la historia.

Y así como se vio a lo largo de toda la ceremonia, por más que el viento sople fuerte y logre apagar cada una de las velas, siempre habrá una mano dispuesta a reencenderlas.




matomo