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La Tribuna

La historia de los angelinos José Muñoz y Juanita Sandoval tras 75 años de matrimonio

por Jeremy Valenzuela

Hoy, con 96 y 95 años cuentan con una familia que se extiende a lo largo de cinco generaciones.

Criados en un entorno humilde, las dificultades económicas se hicieron presentes desde el inicio de su relación. / Referencial

El 18 de febrero, Juanita Sandoval (95) y José Muñoz (96) celebraron 75 años de matrimonio.

Su historia comenzó en 1947, cuando se conocieron en la Iglesia Metodista Pentecostal de Los Ángeles, un lugar donde compartían su fe evangélica.

Tres años después, el 18 de febrero de 1950, sellaron su amor con su "sí" que, 75 años después, sigue resonando con la misma firmeza en su hogar. Hoy, con 96 y 95 años respectivamente, pueden presumir no solo de un matrimonio ejemplar, sino también de una familia que abarca cinco generaciones.

Al paso del tiempo, Juanita y José vieron cómo crecía la ciudad que los vio nacer y criarse, al igual que su amor y su familia.

Actualmente, tienen cinco hijos y 36 bisnietos, todos ellos reflejo de un amor que ha resistido el paso del tiempo y las dificultades de la vida en Los Ángeles de antaño.

Su historia comenzó en la Iglesia Metodista Pentecostal de Los Ángeles en 1947, donde José, con 16 años, y Juanita, con 15, compartían la fe evangélica con la misma devoción. Lo que no sabían entonces era que aquella creencia sería el lazo que los uniría para toda la vida. Hoy, José es pastor honorífico de la misma iglesia donde se conocieron.

UN DESTINO TRANSFORMADO POR EL AMOR

José creció en un entorno de adversidades y, a los 13 años, ya enfrentaba grandes desafíos. Durante un tiempo, incursionó en el boxeo amateur. Sin embargo, su vida cambiaría cuando encontró un propósito distinto, uno que lo llevó a cruzarse con Juanita y acercarse de la iglesia.

"Yo era un hombre muy creyente, hasta que un día le dije a Dios en oración: ‘Señor, no me gusta esta vida que llevo porque no me regala amor’. Y sabe que me enamoré perdidamente de ella", recuerda José Muñoz.

Tras varias semanas de miradas furtivas y sonrisas tímidas, José comprendió que no podía dejar pasar la oportunidad de conocer a la joven que lo había cautivado. Recurriendo a la valentía de la época, pidió permiso al padre de Juanita para cortejarla, un gesto que en aquellos años representaba el primer paso hacia una vida juntos.

Juanita recuerda ese momento con especial cariño, pues para ella fue amor a primera vista: "Mi viejo venía alcohólico, era rubiecito y tenía su nariz deforme. Pero Dios lo cambió tanto que para mí era un hombre tan lindo, tan precioso, y en eso me enamoré instantáneamente de él", expresa con emoción.

CONSTRUYENDO UNA VIDA JUNTOS

El camino de José y Juanita no fue fácil. Criados en un entorno humilde, las dificultades económicas se hicieron presentes desde el inicio de su relación. Sin embargo, ni la falta de recursos ni los desafíos cotidianos fueron impedimento para que salieran adelante. Para ellos, lo más importante siempre fue mantenerse unidos.

José encontró en el trabajo con cuero una oportunidad para forjar un futuro. Aprendió el oficio, se perfeccionó y, con esfuerzo, estableció su propia curtiduría en el terreno donde actualmente se encuentra el Aiep de Los Ángeles. A pesar de las constantes inundaciones provocadas por el estero El Quilque en aquellos años, su emprendimiento creció y trascendió los límites locales, alcanzando reconocimiento en distintas ciudades del país e incluso llegando a El Vaticano.

Ella resume sus 75 años de matrimonio con una sola palabra: Felicidad.

Su hijo menor, Pedro Muñoz, destaca los valores que han sostenido su longevo amor: "Gran parte de su vida ha estado marcada por el cuidado mutuo y su fe cristiana. Ninguno de los dos tuvo vicios y siempre primó el respeto por sobre todas las cosas", señala con emoción.

José también recuerda con cariño cómo expresaba su amor a lo largo de los años:

"Yo era comerciante. Cada vez que iba a Santiago o a otras ciudades a vender mis productos, le traía flores, regalos y todas las cositas que ella quería. Es bonita la vida cuando pasamos a ser uno", comenta.

Por su parte, Juanita destaca el amor incondicional que han compartido durante más de siete décadas: "Llevamos 75 años de casados con mi viejito y nunca en la vida le he tenido que pedir amor. Hemos pasado por altos y bajos en lo material y en las experiencias que hemos vivido juntos, pero he sido la mujer más feliz del mundo al lado de él y a la edad que tenemos, más nos queremos. Me tocó un hombre muy bueno", afirma con orgullo.

"Ellos son un ejemplo para nosotros, nos han enseñado tremendos valores familiares que surtido efecto en ver cómo son nuestros matrimonios hoy en día", señala Bernardino Muñoz, hijo mayor de la pareja.

UN AMOR ETERNO

Hoy, su historia parece sacada de una película. Sin embargo, para ellos, la receta es sencilla: Respeto, comunicación y trabajo.

"Todo es esfuerzo", dicen con la serenidad de quien ha vivido lo suficiente para saber que el amor verdadero no se mide en tiempo, sino en la voluntad de caminar juntos, sin importar lo que depare el destino.

"A pesar de tener 75 años de casados, yo lo sigo amando y respetando mucho, todos saben que nosotros somos uno, para donde quiera que vaya siempre tengo a mi viejito al lado", concluyó Juanita.

Cuando se conocieron tenían 15 y 16 años.  / Gentileza
Cuando se conocieron tenían 15 y 16 años. Gentileza

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