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La Tribuna

¿Existe una verdadera historia detrás de las piedras de Dicao?

por Mary Rivas

Los indígenas de Mulchén declararon las piedras del Dicao zona con pertenencia cultural, hace aproximadamente dos años.

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Al pasar de los años, mucho se ha hablado de las piedras de Dicao, este es todo un misterio y no se sabe bien cómo surgió. Sin embargo, sus diversas historias captan la atención de cualquier turista y deja claro su importancia en la región.

La profesora de Historia y geografía, Milena Gallegos, encargada del área de Cultura de la municipalidad de Mulchén nos comentó que la piedra de Dicao es una sudación rocosa que no se da en otras partes de la comuna del Bureo, por lo que es tan llamativa y esa floración es realmente alta y destaca de tal manera que se ve desde muy lejos.

“Estas son dos grandes rocas que están muy juntas y en una de ellas hay una muy pequeña que se dice que uno la puede mover con un dedo, esta es una de las leyendas que se escucha” dijo Gallegos.

Sin embargo, la pedagoga nos comenta que esa sensación que deja al tocarla la piedra es producto del fuerte viento y hasta existen personas que aseguran que si se mueve.

Asimismo, aun se desconoce con ciencia cierta como se produjo este azoramiento que data desde hace muchos años atrás, quizás lo produjo algún terremoto o algo

sobrenatural.

LAS PERSONAS HAN CREADO LEYENDA

Al preguntar por la historia de esta hermosa creación, existen varios rumores, cortos o largos e igualmente para la comunidad son bastante creíbles.

En este sentido Gallegos manifestó que según cuenta la leyenda, estas piedras son producto de una maldición. Sostuvo que esa eran dos “comadres” que se estaban peleando el hijo y los dioses las castigaron y las convirtieron en piedra y dejaron al “chiquillo” arriba.

Otros dicen que era un lugar de sanación y que un hechicero molesto y envidioso de que las mujeres sanaran convirtió esa casa de sanación en rocas y hace que las cuide una mujer vestida de negro y solamente una vez al mes, en luna llena es que pueden salir.

Y en una de la más larga y curiosa es que, cuenta la leyenda que al pie de aquellas piedras hubo en el pasado una ruca donde habitaba un ulmén con sus dos mujeres. Éstas se odiaban a muerte y apenas se hablaban.

Cuando el ulmén moluche Diucaucau subió a su caballo, empuñó su lanza y se marchó a la guerra, sus dos mujeres sentadas frente a los telares se miraron de reojo y se absorbieron en su trabajo. A pesar de ser hermanas, desde que el ulmén las tomó por esposas, unos celos enfermizos las distanciaron, de suerte que apenas se comunicaban.

Cierto día apacible y luminoso, la mujer de más edad habló. Pero al día siguiente conversaron otra vez, de pronto las mujeres se dieron cuenta que difamar al brujo era como un puente de comunicación y poco a poco se acostumbraron a desacreditarlo. Hasta que una mañana lo vieron llegar.

Las hermanas no contestaron, extrañadas de la amabilidad del hombre. Y su reacción no fue la esperada por el ulmén, entonces dijo “mañana volveré”, sin embargo, fueron muchos días los que pasaron.

Al cabo de unos días regresó y exclamó vengo por última vez porque tengo mucha amargura en mi corazón. ¡Déjanos tranquilas! Exclamaron al unísono las hermanas.

Ya veo como están a la sombra de este roble, tomando un refrigerio y odiándome dijo el brujo, pues bien, aquí se quedarán tranquilas sentadas de día y de noche, bajo la lluvia y el pleno sol... Calcu se alejaba achicándose a la distancia.

Enmudecieron las hermanas y el tiempo siguió pasando lentamente mientras se volvían más corpulentas y más duras, hasta hoy que se les puede ver asomadas en el borde de la colina, cerca del rumor del estero y de cara al viento sur.

LOS MOLUCHES

Los mapuches de la zona del Bureo – moluches - declararon zona con pertenencia cultural, hace aproximadamente dos años.

Es importante destacar que esta piedra se encuentra en un terreno privado, sin embargo, el dueño permite la entrada al visitante y ahí se puede subir en vehículos particulares o si así lo prefieren existe la opción de subir por El Perezoso que es un camping antiguo.

Existen unos escalones que uno puede subir hasta la piedra de Dicao, al llegar a la cima se puede observar que es bastante plano y se puede estar de pie recibiendo el viento.

Asimismo, Milena Gallegos destacó que la entrada es totalmente gratuita.   

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