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Los mercados de granos a nivel mundial siguen sin repuntar a pesar del mejor desempeño que Wall Street reportó al cierre de septiembre. La persistente incertidumbre sobre los mercados futuros se mantiene desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, y aún no logra disiparse. Las bajas cotizaciones continúan dominando las bolsas de cereales, presionadas por el aumento de las existencias globales y factores geopolíticos. En este contexto de baja global, donde incluso las acciones tecnológicas se ven afectadas y los inversionistas optan por activos más seguros como el oro y la plata, los precios futuros de cereales como el trigo y el maíz continúan registrando cotizaciones a la baja.
En contraste, la situación en el mercado agrícola nacional chileno presenta un panorama mucho más alentador. Los cultivos se desarrollan de manera óptima bajo condiciones meteorológicas favorables que han permitido fechas de siembra oportunas y un adecuado desarrollo de las sementeras. En Chile, el trigo y el maíz avanzan en etapas clave gracias a un escenario climático favorable, aunque la avena muestra menor vigor que en temporadas anteriores. Las condiciones invernales han presentado temperaturas levemente superiores y precipitaciones considerablemente menores en comparación con la temporada 2024, lo cual ha beneficiado la evolución de los cultivos, reportándolos limpios de malezas y libres de enfermedades foliares, en términos generales.
El analista Enrique Erize mencionó durante la Tercera Cumbre Agrícola en Temuco que los mercados han dejado de operar únicamente bajo la clásica lógica de la oferta y la demanda.
Actualmente, factores geopolíticos también inciden en el comportamiento de las cotizaciones. Pese a estas nuevas variables, la Bolsa de Granos de Chicago (CBOT) se mantiene y seguirá siendo el principal referente mundial, dada la magnitud de su volumen y cantidad de operaciones. Un ejemplo reciente de la inestabilidad global se observó en Argentina, donde la eliminación del derecho a exportación (retención a las ventas de granos al extranjero) fue revertida en tan solo 48 horas.
A nivel nacional, las sementeras de trigo han mostrado un desarrollo excelente en casi la totalidad de las regiones productoras. Los cultivos son vigorosos, presentan buenos stands de plantas, están limpios de malezas y muestran un adelantamiento fenológico de entre diez a 15 días en comparación con temporadas anteriores. Este desarrollo favorable se debe al adecuado aporte pluviométrico (no excesivo como el de la temporada pasada), combinado con menores heladas y temperaturas medias más elevadas. Los gráficos 2-A a 2-F (mencionados en el boletín) confirman este contexto climático distintivo respecto al año anterior.
Aunque el cultivo está adelantado, al cierre del boletín no se reporta la presencia significativa de enfermedades foliares que se hayan anticipado a los programas de manejo de los agricultores. No obstante, existe una advertencia importante: desde la Región de Los Ríos hacia el sur, las lluvias y lloviznas frecuentes han promovido la aparición temprana de algunas enfermedades foliares, como la septoria. Estas condiciones climáticas también han dificultado la oportunidad de aplicar manejos fitosanitarios.
En el mercado interno, existe interés de los poderes compradores en adquirir trigo nacional. Sin embargo, esta actividad se desarrolla de forma muy lenta, ya que se advierte que es probable que quede muy poco, o nada, de trigo harinero almacenado en manos de los productores.
A nivel nacional, la zona maicera de Chile se encuentra actualmente en plena fase de siembra, abarcando desde la zona central hasta el sur. El proceso se encuentra ligeramente adelantado debido a que las temperaturas del suelo han estado por encima de lo habitual en años anteriores. Se anticipan precipitaciones en la zona centro-sur, que podrían influir en la temperatura del suelo y potencialmente retrasar la siembra en áreas con suelos de texturas pesadas. Pese a esta posibilidad, el panorama general para el cultivo sigue siendo favorable.
Un tema relevante en el sector nacional es la discusión sobre la superficie real de maíz sembrada en Chile. En la última sesión de la Comisión Nacional de Maíz en septiembre pasado, se presentaron cifras discrepantes: ANPROS indica que la superficie establecida con maíz grano supera las 70.000 hectáreas (ha), mientras que el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) estima que la superficie sembrada en todo el país alcanza las 48.000 ha. Para confrontar estas cifras y mejorar la captura de datos, el INE está implementando una nueva metodología a través de la Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA), la cual utiliza una combinación de encuestas e imágenes satelitales.
Tanto el maíz (cuyo ciclo de siembra recién comienza) como el trigo y la avena están próximos a iniciar el encañado y enfrentar la floración en las próximas semanas. Las expectativas de los productores deben centrarse en asegurar un buen abastecimiento de lluvias durante las semanas que preceden a la floración de trigo y avena, ya que esto es crucial para lograr una adecuada determinación del potencial de rendimiento. Asimismo, es fundamental que no ocurran eventos climáticos extremos que puedan afectar a los cultivos en estas fases críticas de crecimiento.
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