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El gerente de la Asociación de Canalistas del Laja, Héctor Sanhueza, proyectó que las condiciones climáticas en la temporada de riego 2023-2024 implicarán una alta demanda de agua para los cultivos. Si bien ya cuentan con la infraestructura de conducción e irrigación riego, llamó a los agricultores a prepararse para una temporada con mayor requerimiento hídrico.
El directivo de una de las mayores organizaciones de regantes en la provincia de Biobío contó que ya están entregando cerca el 80% del agua para sus usuarios. "Venimos de un invierno relativamente abundante en precipitaciones, tanto así que llegó a ser desastroso en algún momento. De improviso vino una cadena de días de fuerte sol y mucho viento que acelera todos los procesos de riego, por lo que ya tenemos agua en los canales", informó.
Según Sanhueza, "esta temporada puede llegar a ser compleja, básicamente porque los pronósticos adelantan un verano muy caluroso, lo que es un gran desafío".
Sobre la disponibilidad de agua, el representante de los Canalistas del Laja aseguró que "se ve un poco mejor con años anteriores. El lago Laja - principal reserva hídrica en la zona - ha tenido una recuperación que nos permite mirar esta temporada con un poco más de optimismo".
Aunque las intensas lluvias de junio y agosto causaron daños en la infraestructura de riego en la zona centro sur del país, reconoció que "en nuestro caso, no fueron tan drásticos ni tan dramáticos como en otras organizaciones, sobre todos las ubicadas hacia el norte".
Además, en los casos en que hubo perjuicios, "logramos solucionarlos y reconstruir lo afectado rápidamente. Eso significó un poco más de inversión y de tiempo, pero en el caso particular de la Asociación de Canalistas del Laja, como los daños no fueron tan cuantiosos los logramos mejorar en un tiempo prudente".
En relación al manejo de los cultivos y administración del agua para riego con miras a la temporada 2023/2024, el gerente de los canalistas locales explicó que "las altas temperaturas generan demandas hídricas distintas. Lo primero que tiene que hacer un regante es reponer la evaporación generada por el calor. Después de eso, recién se puede entregar el agua que el cultivo necesita, es decir, a mayor temperatura, mayor requerimiento de agua".
En el caso que se tenga un sistema de riego por turno, "lo más probable es que se tenga que hacer de forma más acelerada. Si antes se regaba cada 10 días, lo más probable es que se tenga que hacer cada siete o incluso cada cinco días, dependiendo del tipo de cultivo y la temperatura".
"Toda la aprensión que genera un verano de altas temperaturas debe prepararnos para una mayor demanda hídrica. Un mismo cultivo va a requerir más agua que otros años", anticipó Héctor Sanhueza, quien sostuvo que, por lo mismo, "la temporada de riego será más o menos intensa".
"Muchas personas tendrán que cambiar de cultivo. Lo más probable es que tengamos una siembra intensa en maíz, para evitar una demanda adicional de riego", proyectó.
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