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La Tribuna

Papa Francisco y su mensaje de unidad: "la violencia termina volviendo mentirosa la causa más justa"

por Gabriel Hernandez Velozo

Su Santidad se refirió a la responsabilidad del Estado y el pueblo originario en el conflicto. Dijo que los acuerdos que no se hacen realidad "frustran la esperanza".

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Por Víctor Contreras

Enviado Especial en Temuco

Francisco En Chile

Los fieles comenzaron a llegar hasta el aeródromo de Maquehue ya en la noche del martes y durante toda la madrugada. En los puntos de encuentro permanecían los buses que los trasladaban desde distintas zonas de la región y del país, además de muchos visitantes extranjeros que llegaron principalmente desde Argentina.

Los feligreses debieron caminar, en muchos casos, unos tres kilómetros para llegar al lugar de encuentro con el Papa. La anticipación fue la clave para quienes se ubicaban en las mejores posiciones para ver el altar.

La gente llegaba en masa y sobre todo, con gran ilusión. Muchas personas emocionadas no lograban contener las lágrimas al reflexionar sobre el impacto personal que tendrá en sus vidas este acontecimiento  para el cual se prepararon por meses.

Muchos comentaron durante la semana la necesidad que se sentía con respecto a un pronunciamiento del Sumo Pontífice ante el conflicto entre el Estado chileno y el Pueblo mapuche que ya acarrea más de 130 años de historia, colonización, demandas territoriales y atentados terroristas.

Y aquello sucedió. El pueblo originario fue el mayor protagonista de la misa que se extendió por dos horas y en donde el Papa hizo un llamado a la unidad y al término de la violencia, comparando la virtud de generar unidad con un trabajo prolijo de artesanía.

PUEBLO MAPUCHE FUE PARTE DE LA MISA

La primera parte de la ceremonia comenzó inmediatamente con la llegada de miembros de la comunidad mapuche al altar, luego de la apertura eucarística de Francisco. Una decena de representantes del pueblo indígena saludaron al Sumo Pontífice con una pequeña ceremonia de atributos ancestrales.

“Diste a los pueblos el mismo origen para ser miembros de la misma familia”, comenzó diciendo el Papa tras este encuentro, y mencionó el deseo de dignidad para todas las personas. “Hay que privilegiar la equidad y la justicia, separando toda la división entre los hombres”, promulgó.

Con un entusiasta “Mari Mari” saludó el Papa, ante un espontáneo aplauso del público por referirse a ellos en mapudungún. Su Santidad agradeció estar en esa “hermosa parte del continente” y dijo que este paisaje nos eleva a Dios y que es fácil ver su mano en cada criatura de este territorio.

“Multitudes aman este suelo con celosa gratitud” dijo, para luego detenerse y saludar a los miembros del pueblo mapuche de manera especial. También se refirió a los demás pueblos ancestrales que congrega la nación chilena y rindió tributo a ellos.

“ARAUCO TIENE UNA PENA”

El Sumo Pontífice dijo que esta tierra “con ojos de turistas, nos dejará extasiados, pero si nos acercamos a su suelo, lo escucharemos cantar, y cantar con tristeza”. “Arauco tiene una pena que no la puede callar, son injusticias de siglos que todos ven”, exclamó, ante la admiración y sorpresa de todos los fieles.

“En este contexto de acción de gracias por la tierra también de pena y dolor, celebramos la eucaristía”, expresó Francisco para ofrecer la misa a esta situación en particular.

Además, hizo un comentario sobre las “graves violaciones de derechos humanos” que ocurrieron durante la dictadura chilena en el aeródromo de Maquehue. También ofreció la eucaristía por “los que murieron y sufrieron y los que llevan en sus espaldas el peso de tantas injusticias”.

 

LLAMADO A LA UNIDAD Y LAS DOS FORMAS DE VIOLENCIA

El Papa hizo un fuerte llamado a la unidad de quienes se encuentran en veredas diferentes. “El arte de la unidad reclama auténticos artesanos que sepan reconocer las diferencias. No es un arte de escritorio ni de documentos, la unidad es un arte de la escucha y el reconocimiento, en eso radica su belleza”, dijo.

Asimismo indicó que “existen dos formas de violencia, en primer lugar debemos estar atentos en la elaboración de acuerdos que nunca llegan a concretarse, que terminan borrando con el codo lo escrito con la mano, esto también es violencia, porque frustra la esperanza”.

Y en esa misma línea complementó diciendo que “en segundo lugar es imprescindible defender que una cultura de reconocimiento mutuo no puede basarse en la violencia y destrucción que termina cobrando vidas humanas. No se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, porque esto, lo único que despierta es mayor violencia y división”.

“La violencia termina volviendo mentirosa la causa más justa, por eso decimos no a la violencia que destruye en ninguna de estas dos formas”, concluyó el Santo Padre.

Con respecto a estas actitudes que él mencionó como la piedra de tope para la resolución del conflicto dijo que “son como lava de volcán que todo arrasa y quema dejando a su paso solo esterilidad y desolación, no nos cansemos de buscar el diálogo para la unidad”, cerró.

EL PAPA SE ACERCÓ A TODOS

Otra de las cosas que quedará para el recuerdo histórico, especialmente en la vida de las personas que presenciaron esta misa, será la posibilidad que todos tuvieron de saludar al Papa desde cerca, esto porque, en un inusual recorrido, Francisco tardó más de 10 minutos en recorrer íntegramente todas las parcelas donde se ubicaban los fieles.

Aquellos que quedaron más lejos del altar, y que pensaron que no podrían verlo de cerca, fueron los primeros que compartieron con él, ya que el Papa se encargó de pasar frente a todas las divisiones entre sectores, también en un claro gesto de consideración por todas las personas.

Los feligreses desde la madrugaba se mostraban emocionados de ser partes de este acontecimiento, muchos no pudieron contener las lágrimas ante los micrófonos de la Radio San Cristóbal, que estuvo transmitiendo en vivo desde las 6 de la mañana para la provincia de Biobío.

La emoción aumentaba cada vez que reflexionaban sobre el impacto personal que tenía en cada uno de ellos la oportunidad de ser testigos de la palabra del Sumo Pontífice. También destacó el entusiasmo y alegría de los jóvenes voluntarios, quienes daban la bienvenida y luego deseaban un viaje a todos los fieles.

 

ALMUERZO CON REPRESENTANTES MAPUCHES

Luego de concluida la misa en el aeródromo Maquehue, Francisco realizó un recorrido a través del centro de Temuco, principalmente a lo largo de la avenida Caupolicán, en donde también fue saludado por una multitud de personas que desde temprano esperaban verlo.

Este viaje dirigía al Pontífice a un almuerzo en la Casa de las Hermanas de la Santa Cruz, en un encuentro anunciado, pero que no se había revelado quienes serían parte de esta reunión.

Finalmente trascendió que representantes del pueblo mapuche llegaron a este almuerzo, entre las personas se encontraba Sebastián Cayuleo de la comunidad de Boyeco, Silvia Llanquileo, figura religiosa y de salud ancestral en Enoco y el lonko Rigoberto Queipul, entre otros personeros del pueblo ancestral.

Asimismo, asistieron Alex Hund, descendiente de colonos alemanes, Jessica Bascur, víctima de violencia rural y Garbens Saint Fort, un migrante haitiano. Luego, el Papa arribó al vuelo que le llevaría de vuelta a Santiago a las 15:30 horas, para estar presente en una reunión con los jóvenes en el Santuario de Maipú.

 

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