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La provincia de Biobío ha sido históricamente reconocida como una potencia energética para Chile, particularmente en lo referente a las energías renovables convencionales y, más recientemente, no convencionales.
En este contexto, Enel Generación Chile, mediante sus voceros Eduardo Pérez y Daniela Zárate, detalló la relevancia de su operación en el territorio, su rol crucial en la seguridad hídrica nacional y su enfoque de sostenibilidad que impulsa el desarrollo compartido con las comunidades locales.
Esta presencia histórica, que se remonta a 1940 con la antigua Endesa, celebra los 150 años de la provincia reafirmando un compromiso técnico, ambiental y social.
La provincia de Biobío desempeña un rol fundamental para la matriz energética de Chile, al ser uno de los principales centros de generación eléctrica del país, con una fuerte base en fuentes renovables.
La historia de la generación hidroeléctrica en la zona es profunda. En 1948 Enel Generación Chile inauguró central Abanico, hito que marcó el inicio de una trayectoria de 77 años en la provincia. La operación de las centrales del Laja habilitó la creación del polo industrial de la provincia de Concepción, lo que es hoy un soporte del desarrollo nacional.
En la actualidad, la compañía totaliza una potencia instalada de 2,2 GW solo en la provincia.
Eduardo Pérez, responsable de la Unidad de Negocios Sur para la Tecnología Hidroeléctrica de Enel Generación Chile, comparó este aporte con "alimentar cuatro veces la ciudad de Concepción".
Dentro de esta capacidad, la compañía opera tanto centrales de pasada —que son más pequeñas— como por embalse, que son las más grandes de su tipo y las con mayor tecnología del país.
El aporte de la energía hidráulica es crucial en el mercado eléctrico actual, debido a su disponibilidad constante. Los embalses no solo son infraestructuras de generación, sino que actúan como "hectáreas y hectáreas de baterías".
Respecto a la capacidad de almacenamiento, Pérez señaló que "reproducir la capacidad de los embalses que operamos en la provincia es similar a cubrir, prácticamente, la región en baterías, con la tecnología que está disponible actualmente".
En el contexto de la sequía y los eventos climáticos extremos, la gestión coordinada del recurso hídrico se ha vuelto prioritaria. Enel Generación participa activamente de la Junta de Vigilancia del Río Biobío, organización formada en 2021 y que agrupa a usuarios del agua.
El objetivo principal es "asegurar la sustentabilidad del recurso a futuro" para todos los usos: productivo, sanitario, agrícola y energético.
Un elemento central de esta coordinación es el convenio que se firma desde hace seis años, que ha permitido que el embalse Ralco acumule agua de una temporada a otra.
Este manejo, asegura Pérez, es clave para "asegurar el caudal necesario para que se completen las actividades productivas, sociales, agrícolas y sanitarias principalmente".
El embalse Ralco tiene una función esencial de control ante crecidas o inundaciones, lo que está regulado por ley y opera en coordinación con la Dirección General de Aguas (DGA).
Ralco es el único embalse de control en la zona, por su capacidad física de recibir una crecida. Posee una capacidad de 1.222 millones de metros cúbicos. Para dimensionar este volumen, Pérez comentó que es equivalente a dar "70 vueltas alrededor del mundo si se pone esa agua en camiones aljibe".
Pérez comentó que durante la crecida que experimentó Los Ángeles en junio de 2023, el embalse Ralco "no abrió sus compuertas, es decir, no hubo aporte y retuvo, por así decirlo, una crecida que podría haber sido mayor".
Ante el envejecimiento de la infraestructura —Ralco data de 2004, mientras que Abanico es de 1948— y la creciente demanda energética impulsada por la vida moderna, la compañía ha adoptado el concepto de Smart Repowering.
Este enfoque busca aprovechar la infraestructura existente aplicando el salto tecnológico disponible. Consiste en reemplazar los equipos originales por turbinas más modernas, para lograr un menor consumo energético mientras se mantiene o incrementa la capacidad de generación.
Pérez lo sintetizó como "una manera de responder a esta demanda energética de manera resiliente, eficiente y buscando siempre hacer más con lo mismo".
Los proyectos de Smart Repowering son ambiciosos, y abarcan la Central Pangue, que en enero de 2026 comenzará su proceso; la Central Antuco, que ya completó sus obras años atrás, con lo que mejoró su performance de generación; y la Central El Toro, que también se prepara para recibir mejoras tecnológicas que le permitirán generar más con lo mismo, sorteando su principal desafío, vinculado a la Laguna Laja, que alimenta a esta unidad y que hoy posee una menor disponibilidad de agua, lo que intensifica la necesidad de aprovechar mejor el recurso.
Para Daniela Zárate, responsable de Sostenibilidad y Relacionamiento Comunitario para la Zona Sur de Enel Chile, la sostenibilidad es un concepto integral que combina los componentes social y técnico.
La meta es que "los beneficios de ese aprovechamiento sean vistos por otros, no solo por los que estamos en este negocio en particular o por los regantes, sino que también por toda la comunidad", indicaron desde la compañía.
El trabajo comunitario se fortaleció y expandió, con esto, el enfoque pasó de estar acotado a ciertas comunidades —como las casi 100 familias reasentadas por la construcción de Ralco— a una lógica más orgánica e integral.
Actualmente, la compañía trabaja con nueve comunidades, un aumento significativo desde las dos comunidades históricas. Con estas nueve comunidades, se mantienen "mesas de trabajo que son regulares y cada año tenemos un plan de trabajo y de cofinanciamiento de iniciativas".
Además, se mantienen convenios activos con la Municipalidad de Alto Biobío y se busca establecer un convenio de más largo plazo con Antuco.
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