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La iniciativa fue anunciada por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, quien comunicó a través de su cuenta oficial en X que la misión responde directamente a una orden del presidente Donald Trump.
El principal objetivo es eliminar la presencia de "narcoterroristas" en el hemisferio occidental y frenar el tráfico de drogas que afecta directamente a la población estadounidense.
La nueva etapa de la operación coincide con la llegada al Caribe del portaaviones Gerald Ford, el más grande del mundo, junto a su flotilla de barcos escolta. Esta presencia refuerza significativamente la capacidad militar de Estados Unidos en la región y busca disuadir a las organizaciones criminales dedicadas al traslado de drogas.
Según fuentes oficiales, los ataques recientes se producen luego de una serie de incidentes en el Pacífico y particularmente en el Caribe, que ocasionaron más de 70 muertes. El Pentágono confirmó a cadenas como CBS y CNN que apenas a principios de semana cuatro personas murieron en una intervención militar estadounidense en aguas caribeñas. Con estos hechos, el número de víctimas fatales en bombardeos dirigidos por Washington contra supuestas narcolanchas desde septiembre sube a 80.
Pete Hegseth subrayó el enfoque geopolítico de la acción militar: "El hemisferio occidental es el vecindario de Estados Unidos, y lo protegeremos", remarcó el jefe del Pentágono. La declaración enfatiza la prioridad estratégica que la región tiene para el gobierno estadounidense en su lucha antidrogas.
El comunicado oficial no ofrece detalles adicionales sobre los próximos pasos de esta fase militar. Sin embargo, analistas en la capital estadounidense coinciden en que el despliegue del Gerald Ford abre una gama más amplia de alternativas de acción en la zona.
En el trasfondo de la operación, las autoridades estadounidenses consideran a Venezuela "un régimen ilegítimo" y lo califican como una organización de narcotráfico que se ha apropiado del poder, según palabras del secretario de Estado, Marco Rubio, durante una reciente cumbre ministerial del G7 en Canadá.
Rubio añadió: "Esto es una operación antidrogas. Si dejan de enviar barcos con drogas, no habrá ningún problema". Estas afirmaciones ponen en evidencia la presión internacional que se ejerce sobre el gobierno de Caracas en la lucha contra el narcotráfico.
De acuerdo con los reportes, Washington ha realizado una veintena de ataques en lo que va de la ofensiva. Por ejemplo, solo el domingo pasado, el Pentágono atacó dos embarcaciones sospechosas con tres tripulantes en cada una, donde no se reportaron sobrevivientes.
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