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Lo que comenzó como un día habitual para Gabriel Rojas terminó convirtiéndose en una experiencia marcada por la inseguridad y la incertidumbre.
La tarde del 29 de octubre recién pasado, Rojas -vecino de la comuna de Nacimiento- fue víctima del robo de su camioneta, una Nissan Terrano, año 2004, sustraída desde la avenida La Cruz, frente al lugar donde se desempeña laboralmente.
Con una mezcla de sentimientos, Rojas recordó con claridad el momento en que salió de su oficina y el vehículo simplemente ya no estaba. "Desapareció como si se lo hubiera tragado la tierra", relató el afectado.
Ese mismo día efectuó la denuncia en la Tercera Comisaría de Carabineros de Nacimiento, y, según detalló la misma víctima, su caso ya habría sido ingresado en Fiscalía.
La camioneta no era solo su medio de transporte: también era una herramienta de trabajo y apoyo en su vida cotidiana. El vehículo había sido recientemente renovado tras una inversión que Gabriel calcula en alrededor de $6.500.000, monto que incluyó pintura, tapicería, tren delantero, llantas y neumáticos.
A pesar del esfuerzo por mantenerla en buen estado, no contaba con seguro. "Las compañías ya no aseguran vehículos del 2004. Por eso estaba desprotegido", explicó.
La pérdida significó un golpe económico importante. Además, trastocó su rutina diaria. "Me afecta, claro. Y también me genera inseguridad. Ya no me atrevería a usar otro vehículo sin GPS o seguro", afirmó el afectado.
Lo que más preocupa a Rojas es que su caso no sería un hecho aislado. Del robo, las cámaras de vigilancia solo lograron captar el paso del vehículo una vez, antes de que desapareciera sin dejar rastro.
Como una forma de poder dar con el paradero de su vehículo, días después realizó una publicación en redes sociales con la finalidad de recibir información sobre su camioneta.
Sin embargo, a todo lo que le ha tocado vivir tras la sustracción de su automóvil, se sumó otro episodio inesperado. La primera noche, tras la publicación, recibió más de 40 llamadas telefónicas con intentos de estafa, asegurándole que podían devolverle su camioneta a cambio de que depositara un monto determinado de dinero.
Por lo mismo, solicitó que cualquier información respecto al paradero de su vehículo fuera entregada a Carabineros.
Pese al temor que generan este tipo de delitos, Rojas llamó a la comunidad a no guardar silencio. "Tenemos que perder el miedo. Si dejamos que el miedo nos atrape, nos encerramos. Hay que denunciar".
Desde el día en que puso la denuncia en Carabineros y su caso llegó a Fiscalía, Rojas aseguró que no ha recibido información sobre su causa.
En este contexto, dirigió un mensaje a las autoridades: "Que la Fiscalía mueva un poco más los procesos, que den órdenes de investigar y que no archiven las causas porque dicen que no hay antecedentes. No aparecen porque nadie los busca", expresó.
A más de un mes del robo, Gabriel sigue esperando novedades que le permitan recuperar su vehículo o, al menos, conocer cómo avanzan las diligencias oficiales. Mientras tanto, la sensación que lo acompaña es de "inseguridad y vulnerabilidad. Eso es lo que queda".
El caso de Gabriel no es una excepción en la región del Biobío. De hecho, su experiencia aparece reflejada —aunque sin nombre y apellido— en un fenómeno que en la última década ha mostrado un incremento: el robo de vehículos.
El Informe Regional del Observatorio del Crimen Organizado y Terrorismo (OCRIT) de la Universidad Andrés Bello, que analizó el período 2014-2024, reveló que el robo de vehículos a nivel regional aumentó en un 2% durante el rango temporal estudiado, sumando un total de 2.539 en la década, mientras que en el país el alza fue de un 19% en el mismo período.
El informe fue elaborado mediante un estudio descriptivo y comparativo de la seguridad en la Región del Biobío entre 2014 y 2024 y en las distintas comunas, aplicando una metodología mixta que integra análisis de estadísticas oficiales y lectura criminológica de tendencias territoriales.
El coordinador del Observatorio del Crimen Organizado y Terrorismo de la UNAB, Pablo Urquízar, explicó que -en su elaboración- se contemplaron diez delitos analizados en cifras absolutas y tasas por 100 mil habitantes, entre ellos el robo de vehículos motorizados.
Si bien, la cifra en cuanto al aumento de los delitos de robo de vehículos en la Región del Biobío está muy por debajo de la media nacional (+19%), "evidencia un factor preocupante materializado en ciertas comunas que sobrepasan el 200% de incremento como lo son San Rosendo, Laja, Contulmo y Nacimiento", relató Urquízar.
En el caso de San Rosendo, este ilícito mostró un aumento de más del 700%; Laja registró un incremento de más de un 240%, mientras que Contulmo y Nacimiento, registraron más de un 200%, entre 2014 y 2024.
Según registros del Servicio de Encargo de Búsqueda de Vehículos (SEBV) de Carabineros, entre enero y octubre de 2025 se contabilizaron 31.052 robos de vehículos a nivel nacional, una cifra que confirma una tendencia sostenida al alza.
En cuanto a la distribución territorial, la región Metropolitana concentra el 65% de los robos, con 19.244 casos en el período analizado.
En el caso de la Región del Biobío, se registraron 1.858 robos, equivalentes al 6% del total del país. "La provincia de Biobío se inserta dentro de este comportamiento regional, donde la presión delictiva también ha ido creciendo", detalló la Chief Operating Officer de ComparaOnline, María Sol González.
La experta añadió que -históricamente- los vehículos que presentan mayores niveles de sustracción son aquellos con alta demanda de repuestos, fuerte presencia en el parque automotriz y, en algunos casos, un valor de reventa atractivo en mercados informales.
"En nuestro análisis, en base en los modelos con mayor frecuencia de robo identificados por la Asociación de Aseguradores de Chile, destacan el Toyota Hilux; Toyota RAV4; Mitsubishi L200; Ford Territory y el Chevrolet Groove", detalló la Chief Operating Officer de ComparaOnline.
El aumento sostenido de los robos de vehículos está generando un efecto directo y cuantificable en el mercado de seguros automotrices.
"A mayor nivel de robos, las primas suben y las diferencias entre aseguradoras se amplifican, especialmente en los modelos más expuestos al delito. En nuestro estudio observamos brechas importantes entre la prima mínima y máxima para un mismo vehículo, las que llegan, por ejemplo, a un 788% en la Mitsubishi L200; 144% en la Ford Territory; 128% en la Toyota RAV4 y un 113% en la Chevrolet Groove", relató González.
Para la experta, este escenario refleja evaluaciones de riesgo distintas entre compañías y una presión creciente del mercado asegurador por cubrir adecuadamente modelos con alta siniestralidad por robo.
El sostenido incremento en el robo de vehículos en Chile no solo afecta a los dueños que terminan sin su medio de transporte: también está reconfigurando por completo el mercado de los seguros automotrices.
El socio director de la corredora Ferreccio y Ferreccio Ltda. y miembro de la Asociación Gremial de Corredores de Seguros de Chile (ACOSEG), Santiago Ferreccio, explicó que dos autos idénticos pueden terminar pagando primas muy distintas.
Según detalló el experto, esta diferencia responde a la experiencia que tienen las aseguradoras respecto a los costos y complejidad de reparación de cada marca y modelo.
Aun así, existen otros factores que han intensificado las brechas entre compañías en los últimos años. Uno de ellos, es el robo de vehículos.
Esto, porque "hay modelos, sobre todo los más robados, que en algún minuto las compañías los dejaron fuera de mercado, no los quisieron asegurar. Después, ya en casos de modelos más robados, y de manera excepcional, los aseguraron a una tarifa mucho más alta, con deducibles altos y con la exigencia de GPS", explicó Ferreccio.
De igual forma, el experto explicó que -en caso de que a una persona que tiene su vehículo asegurado y se lo roben- es muy raro que las compañías aumenten la prima mientras está en vigencia la póliza.
Al momento de renovar "puede que le fijen otras condiciones si ven que el modelo que está venciendo es más robado o los repuestos salen más caros o no hay repuestos. Entonces, a las renovaciones las compañías suben las primas o las bajan porque también pueden tener buena experiencia", agregó Ferreccio.
Ahora, en el caso de que un cliente nuevo quiera asegurar su vehículo, "si es de los vehículos más robados, le puede salir carísimo, es un seguro que las compañías se protegen porque ya la frecuencia de los robos hace que tengan que cobrar primas más altas, deducibles más altos y exigencias que como GPS", detalló el miembro de la Asociación Gremial de Corredores de Seguros de Chile (ACOSEG).
Asimismo, también explicó que la edad del conductor y la comuna donde reside su dueño son factores que inciden en que el valor de la prima de un seguro de vehículo sea más alto.
"Los jóvenes entre los 18 y los 25 años, pagan más porque estadísticamente se exponen a más riesgos", sostuvo Ferreccio.
En el caso de las comunas, detalló que las aseguradoras aplican factores adicionales basados en su experiencia de pérdidas y delitos por zona.
En caso de sustracción del vehículo, el seguro se activa con una regla clara: si el automóvil no aparece dentro de los próximos 30 días después de haber puesto la denuncia, se procede al finiquito y al pago de la indemnización correspondiente. La mayoría de las pólizas, dijo el corredor, no solo incluye protección por robo, sino que también por daños propios, daños a terceros y asistencia, lo que convierte al seguro en una herramienta clave frente a un escenario delictual en alza.
La Chief Operating Officer de ComparaOnline, María Sol González, explicó que el precio de un seguro se determina por una combinación de variables técnicas.
Entre ellas, destacó las siguientes:
· Exposición al delito: cuando aumenta la sustracción de vehículos, el riesgo asegurado sube y las primas se ajustan al alza.
· Modelo y características del vehículo: su demanda en el mercado informal, disponibilidad de repuestos y frecuencia histórica de robo.
· Comportamiento de siniestros por marca y segmento: mientras mayor es la probabilidad de ocurrencia o pérdida total, mayor es el costo de la póliza.
· Política de riesgo de cada aseguradora: no todas evalúan el riesgo de la misma manera, lo que explica brechas tan amplias como las observadas en nuestro análisis.
· Factores geográficos: las regiones con mayor presión delictiva concentran precios más altos.
"En un escenario donde la criminalidad está impactando de manera creciente, comparar alternativas y revisar las coberturas es hoy más importante que nunca para evitar pagar de más por la misma protección", sostuvo González.
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