A días de abandonar las aulas liceanas, una nueva cohorte de estudiantes se prepara a vivir los ritos que acompañan este momento de la vida, entre los cuales está la licenciatura, ceremonia que los liceos preparan con mucho entusiasmo y dedicación, transformando este hito en algo inolvidable para todos quienes suben al escenario a recibir su Licencia de Educación Media, documento oficial que acredita haber cumplido con el requisito de cursar todos los niveles y ciclos exigidos por el Ministerio de Educación.
La licenciatura convoca a la comunidad educativa, especialmente a la familia, que orgullosa sigue cada paso para aplaudir y abrazarse y expresar así sus emociones frente a la meta cumplida. Este sentimiento es común y extensivo a todas las familias chilenas, independiente de su condición o estatus social.
A la hora de los discursos, también traspasados por las emociones y buenos deseos, suelen hacerse algunas afirmaciones y señalar los desafíos que les esperan en el futuro. Lo cierto es que esta generación de egresados lleva consigo los rezagos de la pandemia, que a pesar de todo el empeño puesto para nivelar, muchos de ellos prevalecen. También cabe destacar la problemática psicoemocional que se hizo presente en algunos casos; no obstante, y a pesar de todas estas complejidades, nuestros estudiantes egresados se van de las aulas más maduros, se van convertidos en personas responsables y confiables, dejando atrás esas conductas propias de los adolescentes, que más de alguna vez fue necesario corregir.
Los desafíos que tendrán que enfrentar en el futuro son complejos, pues ya son protagonistas de un cambio epocal determinado por el avance tecnológico y digital, que ha dado paso a la llamada inteligencia artificial, que amenaza con desplazar gran parte de las actividades desarrolladas por el hombre. En esta coyuntura es donde deben emerger nuestros jóvenes, desplegando todas sus habilidades para ser los operadores técnicos y no los futuros ciudadanos reemplazados por la automatización. Para lograr este objetivo es necesario que como país estemos a la altura de este requerimiento tan importante, generando verdaderas oportunidades que permitan enriquecer el futuro de nuestras generaciones jóvenes.
Finalmente, desde aquí, recordarles a todos los egresados 2025 que siempre se aferren a sus sueños y que jamás los abandonen o renuncien a ellos, porque la perseverancia los hará realidad. Recordarles también, con la misma fuerza y decisión, que valoren siempre la democracia y la libertad, porque tal cual lo pregonaba don Quijote: "La libertad es uno de los más preciados dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, si fuera necesario...".
Mario Morales Burgos
Profesor