En Chile —y en el mundo— la innovación se ha convertido en una de las fuerzas más determinantes del desarrollo económico, social y ambiental. Sin embargo, cuando observamos quiénes participan activamente en esa transformación, surge una brecha evidente: la participación femenina sigue siendo menor, especialmente en áreas tecnológicas, científicas e industriales.

Más allá del emprendimiento, innovar implica crear nuevos modelos, tecnologías y procesos que transforman ecosistemas completos. Y en ese terreno, las mujeres están marcando un cambio de paradigma.

BRECHAS QUE AÚN PERSISTEN

El informe Global Entrepreneurship Monitor (GEM) muestra que la actividad emprendedora temprana entre hombres alcanza un 41%, mientras que entre mujeres bordea el 32%. A nivel global, los equipos fundados exclusivamente por mujeres reciben apenas el 2-3% del financiamiento de capital de riesgo, mientras que solo una de cada cuatro posiciones técnicas en tecnología es ocupada por mujeres.

En este contexto, la innovación con enfoque de género no es una cuota simbólica: es una necesidad estructural. Equipos diversos toman mejores decisiones, abordan problemas complejos desde más perspectivas y logran soluciones más sostenibles.

INSTRUMENTOS QUE ABREN CAMINO

En Chile, ANID y su programa Startup Ciencia entregan hasta un 90% de cofinanciamiento para proyectos liderados por mujeres. Start-Up Chile, por su parte, exige que al menos el 50% de las startups seleccionadas en su línea Build estén encabezadas por mujeres, y Corfo ha impulsado programas como Semilla Inicia e Innova Región Mujeres, con beneficios adicionales para liderazgos femeninos.

No obstante, la reciente suspensión del programa Innova Región —diseñado precisamente para potenciar la innovación desde las regiones— deja en evidencia que aún falta coherencia institucional en la promoción del talento femenino.

INNOVAR DESDE LA DIFERENCIA: UNA MIRADA QUE TRANSFORMA INDUSTRIAS

En sectores donde tradicionalmente se impuso la técnica sobre la empatía, las mujeres están demostrando que ambas pueden convivir. Carola Lemusse, ingeniera y directora de Lemusse Ingeniería, lo sabe bien.

"Liderar en un campo tan técnico y masculino no ha sido una barrera, sino nuestra fortaleza", explica. Su liderazgo se ha basado en combinar la precisión técnica con la mirada humana y comercial.

Desde Concepción, Lemusse ha llevado su empresa a toda Latinoamérica, destacando la resiliencia de la ingeniería chilena. "Vivimos en el país más sísmico del mundo, y eso no nos quebró: nos forjó. Hoy somos referentes en diseño y cálculo de centros de distribución para el continente", afirma.

Su historia resume lo que muchas mujeres están aportando al ecosistema: una innovación que no solo resuelve, sino que conecta.

CUANDO LA NECESIDAD SE CONVIERTE EN TECNOLOGÍA

Hay innovaciones que nacen en laboratorios, y otras que emergen del corazón. Melissa Muñoz Flández, fundadora de AutistApp, creó su aplicación a partir de una necesidad personal: conectar a familias y profesionales que trabajan con personas dentro del espectro autista.

"No lo pensé mucho. Fue un impulso: no hay algo que me pueda ayudar y lo necesitamos muchas personas. Veré qué puedo hacer", recuerda.

Con pocos recursos, pero con determinación, desarrolló una app que hoy facilita redes de apoyo, acompañamiento y diagnóstico. "A veces me preguntan quién me desarrolló la aplicación... y tengo que explicarles que la hice yo", dice entre risas.

En su trayectoria, Melissa descubrió algo esencial: la colaboración entre mujeres es una fuerza real. "Somos pocas en tecnología, y quizás por eso conectamos desde otro lugar. No he sentido competencia, sino apoyo genuino", comenta. 

LA SOSTENIBILIDAD COMO BANDERA: INNOVAR PARA UN FUTURO POSIBLE

En un escenario global dominado por la urgencia climática, las mujeres también están marcando la pauta. Isidora de la Jara, CEO y cofundadora de Rupestre, lidera una startup que utiliza inteligencia artificial para ayudar a empresas a medir y reducir su huella de carbono.

"La innovación ambiental no es un freno al crecimiento; es la vía para hacerlo sostenible", explica. "Chile tiene el talento y los recursos naturales para convertirse en un polo de innovación verde en Latinoamérica".

Su paso por Start-Up Chile le dio el impulso necesario para escalar su idea.

Para Isidora, liderar desde la sostenibilidad implica también abrir camino. "He enfrentado sesgos y barreras, pero cada obstáculo se convierte en aprendizaje. Liderar una innovación ambiental es demostrar que se puede combinar ciencia, empatía y propósito".

UN LLAMADO A LA ACCIÓN

Más mujeres innovando no es solo una cuestión de equidad, sino de eficacia del sistema. La diversidad impulsa la creatividad, mejora la gestión de equipos y fortalece la competitividad de un país.

Chile cuenta con talento femenino en todas las regiones, pero aún requiere políticas coherentes y recursos sostenidos para cerrar la brecha. La invitación es clara: que las instituciones fomenten la participación de mujeres en I+D, que las empresas integren liderazgo femenino en sus áreas de innovación, y que las nuevas generaciones encuentren modelos que las inspiren.