La campaña presidencial se ha visto traspasada por declaraciones de variada naturaleza, impidiendo el diálogo y el debate constructivo a la hora de abordar los múltiples problemas de la gente, sumando, además, un fuerte enjuiciamiento a los modelos de Estado y de gobierno que representan las candidaturas con más posibilidades de llegar a la Moneda, encabezadas por Jara y Kast.

Lo que en el fondo está en juego en este agresivo escenario es el tipo de Estado, su tamaño, funciones, responsabilidades y derechos que debería garantizar.

La opción de Jeannette Jara defiende el Estado social que garantiza los derechos ciudadanos en todos los ámbitos, estableciendo incluso normas y leyes regulatorias a la propiedad y a las personas jurídicas y naturales. Este modelo, a pesar de ser respaldado por una coalición política diversa, se le atribuye el sello militante comunista de la candidata. Por lo tanto, las críticas y temas surgen asociados a la posibilidad de replicar las características de los modelos comunistas que gobiernan en el mundo, cuestión que pudiera ser muy discutible.

Por otro lado, la opción de José A. Kast promueve un importante achicamiento del Estado en aras de una mayor participación privada y del mercado, y también por su cuestionamiento a programas y políticas públicas. Sus detractores, sin argumentos debatibles, lo acusan de impulsar una acción "refundacional" que le restaría continuidad a muchas políticas gubernamentales reconocidas y validadas.

Ambas visiones, desde las descalificaciones y a veces subjetividades, han contribuido a crear temores y muchísimas dudas, porque en la discusión y el debate solo se genera un fuego cruzado, desplazando el diálogo y los acuerdos, para terminar demonizando al contrincante y generando una enorme confusión en el ciudadano.

El fenómeno del miedo no es nuevo en el escenario político, pues ha estado presente en la historia reciente y en casi todos los procesos cívicos, a partir del mismísimo plebiscito del Sí y del No. En las investigaciones sobre este tema cívico-social, la socióloga norteamericana Macarena Orchard sostiene que para contrarrestar las campañas del terror es necesario generar instancias de diálogo que permitan recoger las iniciativas del oponente: "La clave para acercarse a un otro es escuchar y entender desde dónde se habla y se moviliza". No cabe duda de que el diálogo racional e inteligente permite entender e identificar la fuente de "los miedos y temores", para luego desecharlos o asumirlos en su justa medida.

Cuando en la sociedad emergen ambientes beligerantes en temas que son perfectamente discutibles, se deteriora la política como instrumento precursor del diálogo y los acuerdos, y la democracia resulta debilitada como modelo de gobierno que garantiza la participación espontánea de todos los ciudadanos en la elección de sus autoridades.

Mario Morales Burgos

Profesor