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Columnista

La innovación en el mundo de los alimentos: más que cambiar un ingrediente

Felipe Diaz, experto en Innovación

La verdadera innovación en este sector va mucho más allá: se trata de detectar problemas reales, comprender tendencias globales y diseñar soluciones.

por Felipe Diaz, experto en Innovación

Cuando pensamos en innovación alimentaria, muchas veces la imaginamos como un cambio en un ingrediente, una presentación llamativa o un sello gourmet. Sin embargo, la verdadera innovación en este sector va mucho más allá: se trata de detectar problemas reales, comprender tendencias globales y diseñar soluciones basadas en ciencia, tecnología y desarrollo de nuevos productos.

Brechas y tendencias globales

El mundo enfrenta una paradoja: por un lado, más de 650 millones de personas sufren obesidad; por otro, millones viven con deficiencias nutricionales severas. Chile no escapa a esta realidad: la obesidad infantil es una de las más altas del mundo, consecuencia directa de dietas basadas en ultraprocesados.

A esto se suman desafíos globales como el desperdicio de un tercio de los alimentos producidos, la sostenibilidad agrícola, el impacto ambiental de la industria y el acceso justo a alimentos de calidad. Frente a ello emergen tendencias positivas: los superalimentos (quinoa, maqui, algas, piñón), las alternativas plant-based, la biofortificación de productos tradicionales y envases más sostenibles.

En este contexto, innovar significa conectar esas tendencias con soluciones aplicadas a problemas reales de salud y sostenibilidad.

Atama: snacks saludables que conquistaron a Jumbo y Starbucks

Rodrigo del Río, CEO de Atama Foods, recuerda que todo partió con una constatación: "los snacks no estaban cumpliendo con los requisitos nutricionales que las personas necesitan

en el día a día". El mercado estaba dominado por ultraprocesados más baratos, lo que hacía difícil competir con propuestas saludables.

La oportunidad apareció al detectar materia prima de calidad a precios accesibles, con la que desarrollaron un snack hecho 100 % de fruta, sin aditivos, y competitivo en precio. La coherencia de esa propuesta —un producto nutritivo, accesible y que aprovechaba desperdicios de la fruticultura bajo un modelo de economía circular— se transformó en su mejor relato de marca.

"Con esa coherencia logramos llegar rápidamente a grandes audiencias, y eso llamó la atención de Jumbo y Starbucks, que nos invitaron a poner nuestros productos en sus góndolas", explica Del Río. Lo notable es que todo este crecimiento fue posible sin financiamiento público, lo que refuerza el valor del mercado y la narrativa como motor.

Rodrigo del Río, CEO de Atama Foods. / cedida
Rodrigo del Río, CEO de Atama Foods. cedida

Gonat: la mantequilla de maní adaptada al paladar chileno

La historia de Gonat, creada por Camila Vera y Paula Andrade, nació en plena pandemia. Una amiga les comentó que debía traer mantequilla de maní desde Santiago por la escasa oferta en Concepción. Ese recuerdo coincidió con un saco de maní comprado por mayor, y el primer lote artesanal nació casi como un experimento.

El desafío posterior fue innovar en un producto tradicional. "Este producto viene de la cultura estadounidense, pero quise adaptarlo al paladar chileno. Probamos distintas recetas hasta dar con una propuesta distinta a lo que había en el mercado", cuenta Vera.

El resultado: una mantequilla de maní que no se pega al paladar, pensada para los gustos locales, con innovación en sabor y formato pouch. Hoy, Gonat está presente en todos los Walmart de Chile. Para Vera, la clave fue escuchar y aprender del consumidor: "Puede sonar cliché, pero la innovación en alimentos funciona igual que cualquier otra: escuchar y obsesionarse con dar soluciones reales".

Camila Vera, cofundadora y CEO de Gonat. / cedida
Camila Vera, cofundadora y CEO de Gonat. cedida

Una oportunidad presente y futura

Los casos de Atama y Gonat muestran que la innovación alimentaria no se trata de un cambio superficial, sino de repensar cómo enfrentamos problemas de salud pública, sostenibilidad e impacto ambiental. La combinación entre ciencia, mercado y creatividad abre la puerta a soluciones que mejoran la vida de las personas y abren nuevos mercados.

Chile tiene talento, tendencias globales que lo favorecen y herramientas concretas de apoyo. Lo que falta es atreverse más, escuchar al consumidor y apostar por pasar del laboratorio o la cocina... a la góndola.

Subsidios disponibles para innovar en alimentos 

Chile cuenta con varios instrumentos de financiamiento que, aunque no exclusivos para alimentos, son aplicables al sector:

●            Alta Tecnología CORFO: hasta 1.000 millones de pesos para proyectos intensivos en ciencia y tecnología.

●            Crea y Valida CORFO: hasta 220 millones para desarrollar y validar prototipos.

●            Innova Región CORFO: hasta 60 millones para proyectos regionales que buscan modernización y diferenciación.

●            Startup Ciencia (ANID): hasta 134 millones, enfocado en proyectos con base científica y tecnológica.

A esto se suma la Ley de Incentivo Tributario a la I+D, vigente hasta 2025, que permite descontar parte de los impuestos al invertir en investigación y desarrollo, clave para que la innovación sea estrategia permanente y no dependa solo de subsidios.

-             Qué financia: Validación de prototipos, estudios de mercado, estrategia de propiedad intelectual, desarrollo de modelo de negocio y escalamiento.

-             Impactos hasta ahora: Más de 200 startups apoyadas, generación de empleos altamente calificados, patentes y licenciamientos, mayor vinculación entre startups y empresas consolidadas.

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