Los agricultores de la provincia del Biobío, son un segmento de la agricultura regional que aporta a nuestra economía y que son reconocidos por su gran contribución al desarrollo del sector agroalimentario, sin embargo la dificultad al acceso de información que les permita mejorar sus cultivos no les ha permitido crecer a nivel nacional e internacional, por ello adoptar tecnologías e incorporar la digitalización en sus predios es fundamental, pues les permite vía la adopción acceder a nuevas tecnologías que les ayuden a innovar en sus procesos y productos. Un ejemplo de ello es incorporar tecnologías basadas en drones, que entreguen información obtenida directamente de sus cultivos a través de un lente multiespectral que ayuden a estos productores a conocer el estado fenológico de sus cultivos y planificar de mejor forma las distintas actividades productivas que realizan.

Los drones con tecnología multiespectral por ejemplo, ofrecen una mayor precisión con un sistema de imagen multiespectral integrado, el que está pensado para las aplicaciones agrícolas, desde el Centro CREA de la Universidad Católica de la Santísima Concepción preocupados por esta brecha de innovación, hemos estado impulsando el uso de este tipo de drones en la pequeña agricultura, buscando unificar el proceso de capturar la información necesaria para conocer el estado de los cultivos y ayudar en su monitoreo, generando de esta manera un apoyo en la toma de decisiones frente a algunos procesos que son parte de los mayores costos que incurren año a año los agricultores de nuestra Región.

De esta manera, mediante el uso de drones en la agricultura es posible realizar labores con gran exactitud, en menos tiempo y bajo costo, por ejemplo, hacer el conteo de plantas y supervisar su crecimiento, de manera más eficiente. Realizar este tipo de actividades con imágenes aéreas facilita enormemente la tarea, logrando una gran exactitud en aspectos como la medición de clorofila, que indica el nivel de nutrición de la planta, o usando una cámara térmica, es posible hacer una evaluación del estrés hídrico de los cultivos, al abarcar grandes extensiones cultivadas, detectando zonas que requieran de mayor o menor cantidad de riego, en un escenario cada vez más adverso de escasez hídrica.

En resumen, este uso de tecnologías y sus múltiples usos ayuda a los pequeños agricultores de nuestra Región a optimizar procesos y a conocer sus bondades en el desarrollo de sus predios y emprendimientos, reduciendo una brecha de innovación producto de las asimetrías de información que existen en el mercado actual, que no permiten el crecimiento de un sector fundamental para el desarrollo de nuestra región.