Opinión

"El efecto invernal": un llamado al cuidado de la salud mental

Enfermera
Coordinadora Centro de Simulación Clínica
Universidad Santo Tomás

Solange Cabezas Figueroa, UST
Solange Cabezas Figueroa / FUENTE: UST

El período invernal en Chile, ya establecido, conlleva no solo bajas temperaturas y el aumento de las enfermedades respiratorias, sino también un impacto menos visible, pero igualmente significativo: el que ejerce sobre nuestra salud mental. Como profesional de la salud, es fundamental abordar esta realidad con empatía y el conocimiento que requiere.

La disminución de la luz solar, el frío y las mayores restricciones en la vida al aire libre pueden gatillar o exacerbar condiciones como el trastorno afectivo estacional (TAE). La literatura indica que este se relaciona directamente con la cantidad de luz y se manifiesta con cambios de ánimo depresivos que inician en otoño y suelen desaparecer en primavera o verano, destacando la importancia de estar alerta a estos síntomas y buscar tratamiento profesional (Escorza, 2023). Además, se suman otros factores como la contaminación y las enfermedades respiratorias, que también pueden influir en nuestro estado anímico (Conejero, 2023).

Pero el "efecto invernal" va más allá del TAE. La combinación de bajas temperaturas y menor exposición solar puede intensificar molestias físicas y afectar el ánimo de quienes ya viven con dolor persistente. Se ha enfatizado que el dolor crónico y la salud mental están profundamente relacionados, y que en invierno la menor luz solar disminuye la producción de serotonina y vitamina D, impactando directamente en el ánimo y generando tristeza y desesperanza. Adicionalmente, se menciona que el frío aumenta la tensión muscular y la sensibilidad en articulaciones, lo que agrava el dolor y, a su vez, afecta el estado emocional.

En este contexto, la invitación es reforzar nuestras estrategias de cuidado para la salud mental. Esto implica reconocer las señales y buscar ayuda profesional si los síntomas afectan la vida diaria; priorizar el autocuidado con rutinas de actividad física adaptadas, como ejercicios en casa o gimnasios; buscar la exposición a la luz natural siempre que sea posible, incluso a través de ventanas.

Es fundamental asegurar una alimentación nutritiva y equilibrada, y procurar un descanso de calidad, manteniendo horarios de sueño regulares. También se recomienda fortalecer los vínculos con seres queridos, ya sea de forma presencial o virtual, y buscar actividades gratificantes o pasatiempos que generen placer y bienestar. Integrar prácticas como la meditación, ejercicios de respiración profunda o el mindfulness puede ser de gran ayuda; crear un ambiente acogedor y cómodo en casa, así como escribir un diario para procesar emociones, contribuyen significativamente al bienestar.

Cuidar la salud mental en invierno es un llamado a reconocer que las bajas temperaturas no solo afectan el bienestar físico, sino que también pueden influir en el estado de ánimo, instándonos a responsabilizarnos colectivamente para afrontar los desafíos del efecto invernal.

Solange Cabezas Figueroa

Enfermera

Coordinadora Centro de Simulación Clínica

Universidad Santo Tomás

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