La industria de la construcción es uno de los motores productivos más relevantes de nuestra región. Cada obra de infraestructura —una carretera, una vivienda, un hospital— contribuye al desarrollo de nuestros territorios. Pero detrás de cada proyecto hay equipos técnicos que deben estar altamente preparados para enfrentar los desafíos de un rubro cada vez más exigente, dinámico y tecnificado.

Frente a esta realidad surge una pregunta inevitable: ¿Estamos formando a los técnicos en Construcciones Civiles con las herramientas que realmente necesitan en terreno? La respuesta nos invita a revisar no solo los contenidos de los programas académicos, sino también —y sobre todo— las metodologías con las que enseñamos.

El Área de Ingeniería del Centro de Formación Técnica e Instituto Profesional de Santo Tomás Los Ángeles, asumió este desafío con la implementación del piloto ETHAZI. Se trata de una metodología de enseñanza técnica basada en retos reales, que ha sido aplicada con éxito en el País Vasco y que comienza a consolidarse en Chile.

ETHAZI propone que los estudiantes aprendan resolviendo situaciones similares a las que encontrarán en su futuro laboral. Ya no se trata únicamente de clases expositivas o pruebas teóricas, sino de desarrollar habilidades prácticas, trabajo colaborativo y toma de decisiones en contextos complejos.

Este enfoque transforma el aula en un espacio de colaboración, donde se trabaja por proyectos, se valoran las ideas y se aprende tanto del error como del acierto. Los estudiantes desarrollan habilidades técnicas, pero también fortalecen competencias transversales: pensamiento crítico, comunicación, liderazgo y trabajo en equipo.

En el área de la construcción, ETHAZI cobra especial sentido, propiciando que los estudiantes puedan enfrentar desafíos como planificar la ejecución de una obra, gestionar recursos, coordinar equipos multidisciplinarios o resolver imprevistos en condiciones reales simuladas y controladas. Estos retos, desarrollados en ambientes colaborativos, no solo fortalecen competencias técnicas, sino también habilidades blandas, tan valoradas por este sector.

Implementar estrategias innovadoras implica transformar el paradigma de la educación, capacitar a docentes, rediseñar espacios de aprendizaje y establecer vínculos reales con el sector productivo. No es un camino simple, pero sí urgente. Porque el desarrollo de nuestras comunas no solo depende de nuevas obras, sino de contar con profesionales bien formados, comprometidos y preparados para aportar con calidad y visión de futuro.

Hoy más que nunca, formar para construir es también construir para transformar. La educación Técnico Profesional debe ser la base de una industria más eficiente, humana e innovadora; apostar por metodologías activas es una inversión en el futuro y desarrollo de nuestro territorio.

Cristian Rivera Parra

Director del Área de Ingeniería

IPCFT Santo Tomás Los Ángeles