El día de los océanos resulta particularmente importante para los científicos y profesionales dedicados a las ciencias y las tecnologías del mar. Justamente, en esta ocasión, a diferencia de anteriores oportunidades, no me voy a referir ni a las amenazas que ponen en riesgo la biodiversidad de importantes ecosistemas marinos ni a la labor, riesgos y sacrificios que asumen diariamente los pescadores artesanales en busca de su sustento.

En esta oportunidad quiero referirme a los diferentes colegas que desde las más diversas disciplinas como la biología marina y pesquera, la ecología costera y trófica, la ecotoxicología, la ecofisiología, la acuicultura, oceanografía, la ingeniería oceánica, la geología marina, la biotecnología marina y tantas otras, silenciosa y abnegadamente contribuyen a la investigación científica y al desarrollo tecnológico de nuestro país y de toda la humanidad.

La ciencia requiere un espíritu de sacrificio y una dedicación a toda prueba, ya sea se trabaje en laboratorios de investigación o en medio del océano, noches breves, larga jornadas de trabajo, duras condiciones oceanográficas, largos viajes y estadías lejos del hogar, frío o calor extremo son parte del menú que todo científico dedicado a estas disciplinas seguramente degustará y lo más probable que las disfrutará. Porque investigar o desarrollar tecnologías marinas requiere un espíritu de aventura y al mismo tiempo un profundo amor por el océano y sus criaturas.

Ni restricciones económicas ni adversidades climáticas impiden que la investigación oceánica avance a paso decidido; junto a avezados científicos, nuevas generaciones de investigadores marinos se forman con gran interés y avidez por las ciencias y tecnologías del mar. Misterios permanecen por miles, problemas otros millares, vías de solución infinitas.

De mi experiencia desarrollando tecnologías para el repoblamiento, recuperación de poblaciones y acuicultura sustentable puedo señalar un par de aprendizajes: la importancia de plantearse con humildad ante las dificultades y tener plena conciencia de las propias limitaciones, limitaciones que nos harán buscar la ayuda de colegas de otras disciplinas que aportarán una visión original y distinta a la nuestra y la importancia de escuchar a los pescadores y mujeres del mar, poniendo respetuosamente en valor su conocimiento empírico del océano, que sin duda enriquecerá nuestra visión y enfoque para abordar desafíos científicos y tecnológicos en la búsqueda de lo que hacemos sea finalmente útil para los demás.

Queridos colegas, muy Feliz Día de los Océanos, este día es merecidamente vuestro.

Dr. Juan Manuel Estrada

director Centro de Investigación Marina Quintay (Cimarq UNAB)