El privilegio de dar la vida y sentir el crecimiento de la misma desde el interior, es sin duda, la gran diferencia entre una mujer y un hombre.

Ser madre, es desde mi punto de vista, uno de los actos más hermosos de la vida, vista como un viaje donde esa virtud está solo destinada a las mujeres.

Su importancia es tal, que todas las culturas del mundo han fijado momentos especiales para celebrar a las madres, existiendo vestigios de estas fiestas, tanto en el mundo antiguo - celebraciones a Rea, madre de la humanidad, quien dio la vida a dioses como Poseidón y Zeus en la antigua Grecia- como en el moderno, y ni hablar del contemporáneo, donde para bien o para mal, la celebración también se ha transformado en un acto rentable.

Los orígenes de esta celebración en el mundo occidental contemporáneo se identifican tras "La Guerra de Secesión" de los Estados Unidos. En Boston, en 1865, la poeta Julia Ward Howe encabezó con manifestaciones pacíficas la conmemoración de las víctimas de este conflicto, acciones que fueron marcadas por una gran presencia de madres que perdieron a sus hijos en combate, convirtiéndose así, este acto de reconocimiento, en el origen de la fiesta.

Tras este inicio, la poeta y activista estadounidense siguió organizando reuniones entre mujeres donde se intercambiaban las percepciones sobre la post guerra contra la esclavitud y donde los derechos de las mujeres y la paz se trasformaron en el tema central de cada cita.

En paralelo, otra mujer activista, Ann Jarvis viendo el éxito de la poetisa de Boston comienza a organizar reuniones en Virginia y tras su muerte un 12 de mayo, su hija del mismo nombre, decide recordar a su madre y su legado el segundo domingo del mismo mes y, junto a ello, inició el intercambio de cartas con personas influyentes de su país, logrando así que el presidente Woodrow Wilson firmara en 1914, el documento oficial de una fiesta que tiene por misión resaltar la figura de la mujer, en uno de sus roles más importantes en la sociedad, ser madre.

En Chile la oficialidad de la fiesta nos remonta al Decreto 1110 de 1976 cuando el Ministerio del Interior oficializa la Celebración del Día de la Mujer el 10 de mayo.

Con la historia clara como origen de cualquiera de mis textos, me puedo detener y decir con certeza que mi vida se forjó en base a las enseñanzas de mi madre, la misma que hoy ya descansa en paz y en cuyo recuerdo me permito conmemorar y celebrar lo que significan en la formación de todo, desde una familia hasta la misma patria.

Este fin de semana fue especial, porque celebramos a nuestras madres, las que están y las que partieron y si bien, parece que todo se ha transformado en compras y regalos materiales, lo cierto es que bajo todo ello (que puede estar bien o mal) existe un reconocimiento a la mujer como madre, reconocimiento a la maternidad y ese proceso (envidiable como hombre) de sentir como la vida nace y crece en su vientre.

Durante los últimos 200 años y basados en pensamientos filosóficos, ideológicos y religiosos la figura de la madre ha sido exaltada como base de la sociedad dentro del núcleo familiar, pero los tiempos han cambiado y en una sociedad donde el individualismo y el éxito se basan en la riqueza económica, es bueno recordar el origen y celebrar a nuestras madres desde lo que han significado a lo largo de la historia de la humanidad, en un proceso que se ha basado en su amor y en un esfuerzo que solo ellas pueden dar, por eso y por la importancia que han tenido para que el ser humano siga existiendo, feliz día a todas las madres.

Jorge Rivas Figueroa

Administrador Público

Licenciado en Ciencias Políticas