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La Tribuna
Columnista

Cuenta Pública y su propósito

Zenón “Cheno” Jorquera

Concejal de Los Ángeles

por Zenón “Cheno” Jorquera

La Ley Nº 18.695 Orgánica Constitucional de Municipalidades, en su Artículo 67, establece que el alcalde deberá dar cuenta públicamente al Concejo Municipal, al Consejo Comunal de Organizaciones de la Sociedad Civil y al Consejo Comunal de Seguridad respecto de su gestión anual y de la marcha general de la municipalidad, a más tardar, en el mes de abril de cada año. Indica, además, que deberán ser invitados a esta sesión del concejo las principales organizaciones comunitarias y otras relevantes, las autoridades locales y regionales, y los parlamentarios que representen al distrito y la circunscripción a la que pertenezca el respectivo territorio. Por lo tanto, se trata de una sesión extraordinaria.

El no cumplimiento de lo establecido en este artículo, es decir, no realizarla antes del 30 de abril, es considerado causal de "notable abandono de sus deberes por parte del alcalde". Tal vez, en alguna oportunidad, al establecerse esta sana costumbre, a comienzos de la década de los 90, algún alcalde la hizo en los primeros días de mayo por algún motivo u error involuntario, y quizás no fue considerada una falta grave. Era una obligación nueva en la actividad municipal.

Ante la imposibilidad de acoger a esta cantidad de invitados en la sala de sesiones del Concejo, esta sesión se puede efectuar en un gimnasio, teatro u otro espacio abierto o cerrado. Aquí, en Los Ángeles, este año fue en el auditórium del Centro Cultural.

Recuerdo que la primera Cuenta Pública realizada en nuestra comuna se hizo en la Sala de Lectura de la Biblioteca Municipal, entonces ubicada en el actual edificio Libertador Bernardo O’Higgins. Fue en la administración del alcalde Daniel Badilla Alegría. La ceremonia fue breve, concisa y sobria.

Luego de los saludos protocolares, palabras el alcalde Badilla expresó en breves palabras el motivo de la reunión extraordinaria del Concejo Municipal y, posteriormente, cedió la palabra a su director de Administración y Finanzas, Juan Iván Marchant, quien entregó una detallada exposición de la situación financiera del municipio. Concluida su presentación, se ofreció la palabra pero no hubo intervenciones de los concejales y, habiéndose cumplido con el propósito, el alcalde exclamó: "¡Se levanta la sesión!".

Con el paso del tiempo, entraron a tallar otros intereses. Cada Cuenta Pública era parte de la campaña política para la siguiente elección. La sobriedad dio paso a cierta parafernalia. Pancartas, pompones de colores, gritos y muchos aplausos. Había que mostrar y resaltar, todo lo realizado y los proyectos futuros. Se exhibían videos con el testimonio de cada actividad del alcalde acompañado de concejales, con el relato de las periodistas municipales.

En algunas ocasiones, se contrató a conocidos locutores en off, tal vez, con la intención de realzar el relato. Más de alguien recordará haber escuchado a Javier Miranda narrando en un video mostrado en el Teatro Municipal, ciertamente grabado en algún estudio en Santiago. Y, en otra oportunidad, actuó un conocido conjunto musical.

En esos años se podía realizar ese tipo de "iniciativas" y "genialidades". ¿Era necesario utilizar los recursos de esa manera? Como en el poema de Carlos Pezoa Véliz, "tras la paletada, nada dijo nada, nadie dijo nada". Eran otros tiempos, se dirá.

En los años en que he ejercido como concejal, las cuentas públicas han sido más moderadas, dando realce a los objetivos cumplidos, exhibiendo la realidad, transparentando las acciones realizadas y agradeciendo a todos los que han hecho posible el progreso, el desarrollo y el bienestar de la comuna y sus habitantes. Porque la responsabilidad es compartida: unos dirigen y otros aportan, porque el beneficio es para todos.

Eso es una Cuenta Pública. No es un espectáculo. En algún momento, se desvirtuó su propósito, pero se ha vuelto poco a poco a su génesis. La sobriedad, la mesura y la moderación deben ser algunas de sus características, porque así también se dignifica la política comunal, el arte de gobernar, la democracia y el bien común.

Zenón Jorquera

Concejal de Los Ángeles

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