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Columnista

Y ahora, todos opinamos

Fredy Muñoz

por Fredy Muñoz

Esto de la democracia está resultando un "chivateo" de proporciones. Como ahora es posible, que nuestra voz se oiga con tanta o más fuerza que la del Presidente, (bastante silencioso estos últimos días), y además es prácticamente gratis, los ánimos se agrandan, la voz se eleva, en algunos casos se condena, en otros (cada vez menos), se alaban, todo ello en medio de un carnaval acústico que finalmente termina confundiendo más.

Alguien decía que "la razón es el bien más extendido en nuestro planeta". Todos los seres humanos están provistos de razón. En ella se gesta la vida, surgen las respuestas, se establecen los caminos. La razón, aliada infinita, hoy se explaya en la grupa de satélites y otros especímenes siderales que dan vuelta por este planeta para que ella, la razón, esté presente. Tal realidad elimina la democracia representativa e irrumpe, con algún desorden, la democracia participativa, dejando de lado, liderazgos, (ya no hacen falta, "yo soy el que hablo", dice un avispado a través de líneas mágicas que no se ven, pero tienen más presencia que cualquier otra cosa... y no requirió una "sede de partido", gritó desde su casa, desde su dormitorio o sentado en el baño con un celular en mano...)  Los que están en el ámbito del buen sueldo fiscal comienzan a limitar su participación pública después de oír esta fiesta coral de voces infinitas para retransmitirlas en el - hoy - pequeño espacio, que resulta ser el parlamento u otro lugar del estado nacional. Se agranda lo que parece ser menor. Claro, porque toda la vocinglería es tan solo un murmullo nacional, mientras tanto, las balas siguen percutándose en mi barrio. ¿Los narcos ahorran en alguna AFP?  Claramente no.  Llegaron para vivir intensamente una posición económica espectacular, pero de corta vida. La previsión no existe. Todo es hoy. Pero, ya lo digo, este "murmullo" nacional les permite actuar libremente, matando niños, alcanzar lo que soñaron, un buen auto, una casa con arcadas brillantes, techumbres color pizarra. 

Y surge el Concejo. Acostumbrados a la cosa pequeña que durante años vivió el municipio, de pronto los carabineros "agarran" a un indocumentado venezolano (en esto no hay variación alguna), con la mochila repleta de artefactos incendiarios. Quiere quemar la ruta 5, prepara el fuego cerca de dos gasolineras para una explosión mayor. Lanza piedras a los camiones. Esposado ingresa al cuartel policial, Minutos después, frente al juez, emite una sonrisa. Lo dejaron libre. Razón: "Irreprochable conducta anterior".  Nada ha servido. El juez infinitamente perdido de la realidad, se cuelga del derecho y no de la justicia, y dispone "firma en carabineros hasta cuatro meses más". El venezolano, indocumentado, (¿irreprochable...?), desaparecerá. Nunca más se sabrá de él. El juez se molestará con carabineros. (¿?). El alcalde José Pérez recoge una potestad que está en la ley, (y que nunca la utilizó el alcalde anterior) y se hace parte del proceso en contra del venezolano y también de la resolución del juez. Es nuestro gobierno comunal el que se agranda. Se terminaron las peleas chicas, nos vamos a lo grande, Y no hay murmullo, solo una voz de apoyo. Vuelve la democracia representativa. Ahora el Concejo tiene mucho que hacer. Todos a trabajar, a buscar la participación ciudadana, los narcos, ya lo dijimos, no imponen en las AFP.

Mario Ríos Santander

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