La ciudad de Los Ángeles, ubicada en el corazón de la región del Biobío, es una de esas joyas chilenas que han crecido a la sombra de urbes más grandes y mediáticas. Con una historia rica, una ubicación privilegiada y un dinamismo económico en constante expansión, Los Ángeles enfrenta un desafío que muchas ciudades intermedias comparten: la búsqueda de una identidad clara que le permita destacarse en el imaginario colectivo chileno.

A primera vista, Los Ángeles parece tenerlo todo. Es la puerta de entrada a uno de los patrimonios naturales más valiosos del país, como el Parque Nacional Laguna del Laja, con el majestuoso volcán Antuco como telón de fondo. Además, es un centro agrícola y forestal clave, con un movimiento comercial robusto que ha impulsado su crecimiento en las últimas décadas. Pero, paradójicamente, este progreso económico no ha ido necesariamente acompañado de una narrativa cultural o simbólica que defina a la ciudad frente al resto del país.

Uno de los problemas fundamentales de Los Ángeles radica en su falta de visibilidad nacional. A diferencia de Concepción, que es sinónimo de creatividad artística y activismo político, o Valdivia, que ha consolidado su marca como un polo cultural y natural, Los Ángeles a menudo pasa desapercibida. Incluso dentro de la región del Biobío, se siente como un lugar de tránsito, más que un destino en sí mismo.

Hoy la ciudad cuenta con más de 200,000 habitantes, lo que la convierte en una de las ciudades más grandes de Chile fuera de las áreas metropolitanas de Santiago y Concepción. Su economía es impulsada por el comercio, los servicios, la industria forestal y la agricultura, conjunto de actividades que la posicionan como un nodo comercial importante para el territorio y el sur del país. A esas actividades falta agregarle con fuerza el turismo, lo que le reportaría ser reconocida y vista como un destino cultural, con tradiciones, historia y un territorio interesante de descubrir y conocer.

A pesar de estos logros, la percepción de Los Ángeles como una ciudad de paso persiste. Según datos de 2021, el turismo local registró menos del 2% del flujo total de visitantes a la región del Biobío, quedando muy por detrás de destinos como Concepción o la zona de la costa. Esto refleja un desafío clave: la falta de una oferta cultural o turística robusta que permita a Los Ángeles destacarse en el imaginario nacional.

Para cambiar esta percepción la clave está en reconocer sus fortalezas y trabajar en su proyección. Por ejemplo, su cercanía a atractivos naturales únicos podría convertirla en un centro ecoturístico de referencia. Para ello, sería necesario invertir en infraestructura que conecte mejor la ciudad con estos destinos y en estrategias de promoción que destaquen su posición estratégica.

Asimismo, es vital fortalecer el sentido de pertenencia local. Iniciativas culturales que rescaten y celebren las tradiciones campesinas de la zona, así como la creación de eventos anuales que pongan a Los Ángeles en el mapa cultural de Chile, pueden ser pasos importantes. Una feria del libro regional, un festival de cine o música, o incluso una celebración anual de la identidad agrícola de la ciudad, podrían convertirse en plataformas que enriquezcan el tejido social y atraigan visitantes. Es aquí donde la iniciativa del "Carnaval de Los Ángeles" se alza como un punto de inflexión de gran relevancia en la búsqueda identitaria local, planteando un nuevo punto de reencuentro ciudadano.

En conclusión, Los Ángeles está en una encrucijada. Con una historia rica y un presente prometedor, la ciudad tiene las herramientas para definirse no solo como un centro económico, sino como un lugar donde pasado y futuro convergen. El desafío es encontrar esa chispa que encienda su potencial y permita que esta ciudad deje de ser un punto de paso para convertirse en un destino con identidad propia.

La ciudad debe abrazar el futuro como un polo en crecimiento, tiene la oportunidad de ser un referente de urbanismo sostenible y desarrollo inclusivo. Proyectos que integren espacios verdes, fomenten la movilidad limpia y valoren la diversidad cultural podrían darle ese carácter progresista que tanto necesita.

Juan de la Cruz Jara Jara

Vicerrector INACAP Sede Los Ángeles