El plan Nueva Alameda, en Santiago, es una iniciativa que tiene como objetivo revitalizar el eje principal de la capital con el propósito de optimizar su estándar de calidad. Así lo declara un medio informativo. Suena bien. En una entrevista radial la ministra del Interior, Carolina Tohá, se refirió a los avances del proyecto y cuestionó la eventual reinstalación de la estatua del general Baquedano, que fue retirada de su plinto porque fue vandalizada desde octubre de 2019 hasta su retiro en 2021. La obra del escultor Virginio Arias se mantuvo en ese lugar durante 93 años.

La ministra no quiere la estatua en su lugar original. Dijo que le da miedo. ¿De qué? "Creo que el sueño de todos es que ahí haya algo, lo que sea, que nos represente a todos y que tenga sentido", opinó. Subrayo "haya algo, lo que sea". Pregunto: ¿Quiénes serían "todos"?

La ministra del Interior señaló que se evaluará a nivel ciudadano qué objeto ocupará el icónico lugar de Santiago. Es decir, ¿se realizará una encuesta, focus group, para levantar opiniones, para decidir si la reubican en el mismo lugar o en otro? No es necesario. No es difícil adivinar el resultado de la futura consulta. Se deprende de sus palabras que el general Baquedano no sería devuelto a la plaza de su nombre.

Para los angelinos el general Manuel Baquedano representa no solo al soldado que tuvo relevancia en las campañas de la Guerra del Pacífico y que ocupó importantes cargos (Presidente provisional de Chile en 1891, durante la guerra civil). Fue un vecino angelino.

Ascendido al grado de teniente coronel, en octubre de 1866, pasó a cumplir funciones en Los Ángeles, las que combinó con las labores agrícolas en su fundo, que adquirió con sus ahorros y créditos, al que llamó "Santa Teresa", donde se ubican actualmente los fundos Lima y Maquehua, distante algunos kilómetros del sector Saltos del Laja. La leyenda señala que ahí estaría enterrado su caballo, el "Diamante". (Tarea para investigadores e historiadores, considerando que "la ley de la Historia consiste en no decir nada falso, ni omitir nada verdadero", según el historiador y senador romano Tácito).

Un monumento es una estructura física, obra  de  arte  o construcción que se levanta con el propósito de conmemorar, recordar o celebrar un acontecimiento, a una persona relevante o un hecho destacado, sobresaliente, significativo. Un monumento es una expresión palpable, concreta, de la historia y la cultura de un país, región o ciudad. Está destinado a preservar la memoria colectiva y para trascender en el tiempo y espacio.

Los monumentos son obras de gran valor, no solo material sino espiritual, artístico, arqueológico, histórico, en memoria de un personaje relevante. Es un recuerdo permanente; por lo mismo, público. Los monumentos son patrimonio histórico, y común de todos los habitantes. Debemos cuidarlos, respetarlos y honrarlos. Pensando en las generaciones futuras, todos (la comunidad) debemos ser responsables de la conservación de los monumentos. La estatua del general Baquedano cumple con esas características y por su visibilidad en la plaza que lleva su nombre es un hito y, a la vez, un símbolo. Ese es su lugar, no otro.           

¿Para qué sirve una estatua? No es solamente para embellecer un lugar o darle un carácter de sitio reservado para la contemplación. El solo hecho de estar ahí significa que el personaje algún mérito tiene y debe ser visto; ergo, considerado y respetado. Contiene un mensaje, el personaje tiene los merecimientos para ser admirado y -al menos- una placa dirá algo de lo que fue y por qué está en ese lugar. La ciudadanía deberá distinguirlo y elevarlo al lugar que merece. De lo contrario no habría. Por algo (monumentos y estatuas) hay en todas partes del mundo, y permanecen en su lugar por siglos, con admiración, consideración y reverencia. Y al igual que el general Baquedano en Chile, son muchos -en cada ciudad- los que tienen la importancia para ser premiados con un reconocimiento de esta naturaleza.

Zenón "Cheno" Jorquera