Regístrate Regístrate en nuestro newsletter
Radio San Cristobal 97.5 FM San Cristobal
Diario Papel digital
La Tribuna
Columnista

Geopatrimonio, la historia escrita en las rocas, bajo nuestros pies

Cristóbal Ramírez de Arellano

Investigador y director de Geología UNAB

por Cristóbal Ramírez de Arellano

Las características geológicas de Chile y la cordillera de Los Andes son única en su tipo. Los procesos geológicos que han moldeado esta geografía, desde hace millones de años, siguen actuando, condicionando el clima, la biodiversidad y las actividades humanas. Nuestro patrimonio geológico es la geografía de nuestro territorio y la historia que ha quedado escrita en las rocas, bajo nuestros pies. Esa es la historia de todos los eventos geológicos, que ocurren desde hace mucho antes que el Homo sapiens poblara la Tierra, y que hoy, en su capítulo final, por un lado, determinan las condiciones a las que debemos adaptarnos, pero también nuestras posibilidades de progreso y bienestar, con la inmensidad de recursos que nos entrega la Tierra y las fuerzas de la naturaleza.

La cordillera de Los Andes es parte de nuestro patrimonio y así también todo el contexto geológico de nuestro territorio. Por ejemplo, los Parques Nacionales de Chile, que constituyen gran parte de su atractivo turístico, en gran medida le deben su belleza a su contexto geológico, no solo por las rocas que lo componen, sino también por los distintos factores climáticos o geológicos que han influido en la forma de las montañas, la magnitud de los volcanes, el altiplano, los salares, los lagos del Sur, las grandes paredes de roca y los canales de la Patagonia que dan cuenta del paso de los glaciares, la Antártida con su unicidad, entre muchos otros.

El rol de los geólogos es visibilizar este geopatrimonio, que se gestiona a través de geositios, georutas y geoparques. De acuerdo con las definiciones planteadas en la literatura científica, un geositio es un lugar que posee un valor científico, cultural y/o didáctico. En función de estos aspectos, existen distintas maneras de cuantificar el valor y la importancia de los geositios.

Actualmente, la ley chilena protege a los fósiles, mas no a los minerales ni a las rocas, como ocurre en otros países. Tampoco existe una formalidad que permita la protección de los geositios ni de los geoparques. No obstante, la comunidad geológica a través de la Sociedad Geológica de Chile (SGCh) y el Servicio Nacional de Geología y Minería (SERNAGEOMIN) y varios otros grupos, se han encargado de dar a conocer el geopatrimonio de Chile tanto a nivel nacional como internacional.

En nuestro país, debemos destacar la acción de la Sociedad Geológica de Chile, que desde inicios del 2000, ha ido levantando información y generando un listado de geositios a lo largo del territorio. Por su parte, el Servicio Nacional de Geología y Minería (SERNAGEOMIN) se han encargado de actualizar dicho listado y de promover algunos de estos sitios a una categoría de interés mundial. De los geositios de Chile, 4 han sido reconocidos dentro de los 200 más importantes del mundo de acuerdo con la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS, de acuerdo con sus siglas en inglés). Estos son: las lavas de hierro del volcán Laco, prácticamente únicas en su tipo; los puquios del Salar de Llamara, un lugar con especiales características para el estudio del origen la vida; los Geyser del Tatio, el mayor campo geotermal del hemisferio sur y las majestuosas Torres del Paine.

En Chile también se encuentra el Geoparque Kutralkura (Piedra de Fuego, en idioma mapudungun), uno de los lugares con mayor actividad volcánica en el planeta, ubicado en la región de la Araucanía incluyendo los volcanes Llaima, Lonquimay, Tolhuaca y Nevados de Sollipulli. Este fue el segundo geoparque de Sudamérica en ser reconocido por UNESCO como tal. Además de este geoparque, actualmente existen varias iniciativas para que también otros lugares de Chile tengan este reconocimiento internacional.

Las características geológicas privilegiadas que posee Chile lo convierten en un laboratorio natural, un caso de estudio de interés mundial, donde podemos aprender muchos de los procesos geológicos fundamentales para el desarrollo humano. Las rocas y las montañas son un libro abierto; ese es nuestro Geopatrimonio. Los geólogos tenemos la responsabilidad de traducir el lenguaje de ese libro y transmitirlo, para comprender y valorar el planeta en el que vivimos y para vivir de manera sostenible con los recursos que la Tierra nos ofrece. Hay mucho por hacer, pero estoy seguro de que, junto con las futuras generaciones de geólogos, abordaremos este desafío adecuadamente.

Cristóbal Ramírez de Arellano

Investigador y director de Geología UNAB

Síguenos: Google News
banner redes
banner redes banner redes banner redes banner redes banner redes

¿Quieres contactarnos? Escríbenos a [email protected]

Contáctanos
EN VIVO

Más visto