Opinión

Actividad física y dieta equilibrada, aliados de un verano feliz

Dr. Alex Garrido Méndez, académico de Pedagogía en Educación Física Universidad San Sebastián.

                                                                       

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Con la llegada de las vacaciones aumenta la disponibilidad del tiempo libre, empleado para descansar, hacer turismo y también para realizar actividad física.

La época estival suele ser por mucho la más motivante a la hora de practicar actividad física para la mayoría de las personas, quienes, ya sea al aire libre o en establecimientos apropiados, realizan distintos tipos de ejercicios o deportes aprovechando las temperaturas agradables y mayor disponibilidad de luz solar. Este es un hecho muy positivo, considerando la problemática que representan las altas tasas de sedentarismo, inactividad, sobrepeso y obesidad que presenta la población chilena. No obstante, para obtener mejores resultados en esta materia, es necesario considerar algunos aspectos relativos al ejercicio, pero también a la alimentación.

Con la llegada de las vacaciones aumenta la disponibilidad del tiempo libre, empleado para descansar, hacer turismo y también para realizar actividad física. Dos de los principales objetivos que buscan las personas al aproximarse el verano son mejorar la estética y la salud. Esto se puede lograr llevando a cabo sencillas recomendaciones en materia de actividad física y alimentación. Respecto al primer punto, se recomienda realizar dos tipos de ejercicios: aeróbicos, es decir, actividades que impliquen un esfuerzo moderado sin llegar al agotamiento, como caminar, correr, nadar, andar en bicicleta, etcétera; y ejercicios de fortalecimiento, como realizar trabajo con pesas, con el propio peso corporal, como la musculación o la calistenia, entre otros, orientados a los grandes grupos musculares. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, OMS, en una semana se deberían acumular 150 minutos de actividad física de intensidad moderada, o 75 minutos de intensidad vigorosa, o bien la combinación de ambas.

Tanto las actividades aeróbicas como de fortalecimiento aportan al desarrollo físico y mental de adultos y niños, ayudando a controlar el peso, mejorar la sensación de bienestar y propiciar un mejor descanso nocturno.

Es muy importante señalar que es adecuado contar una revisión médica que descarte cualquier problema de salud a la hora de comenzar con un programa de ejercicios. De esta manera debe ajustarse a las características de cada persona, considerando su actual estado. Por último, y sobre todo cuando se practica al aire libre, se deben evitar los golpes de calor, la deshidratación, usar protector solar y la indumentaria adecuada.

Por el contrario, es recomendable la incorporación de frutas y verduras de la estación (en su versión de postres y jugos), preparar los alimentos cocidos o a la plancha. Todas estas recomendaciones deben estar acompañadas por una hidratación adecuada, es decir, beber mínimo dos litros de agua al día. Las frutas frescas pueden ayudar a esto por su alto contenido en agua, además de vitaminas y minerales; también se pueden consumir bebidas e infusiones, tales como el té y el mate, en lo posible sin azúcar.

De esta manera, la actividad física y una alimentación adecuada, pueden ser dos excelentes aliados de unas vacaciones divertidas y placenteras.

Dr. Alex Garrido Méndez, académico de Pedagogía en Educación Física Universidad San Sebastián.

        

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